A iniciativa del presidente Miguel Alemán, en 1951 se fundó la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE. Así lo recordó el Rey Felipe VI de España en la conmemoración celebrada en la Real Academia Española, el pasado viernes.
70 años cumplió la ASALE, nacida en la Ciudad de México cuando en la capital de nuestro país se reunieron las entonces veinte academias de los países hispanoamericanos que institucionalizaron así el panhispanismo.
En nombre de México, la académica Concepción Company Company, leyó un breve pero conceptuoso discurso. Les comparto algunos párrafos.
Hispanoamérica constituye la mayor bastedad geográfica de nuestro planeta en que un ser humano caminando puede desplazarse sin cambiar de lengua materna. Puede cambiar de país, puede intercambiar puntos de vista y modos de ver el mundo, puede solucionar el día a día cotidiano, puede, en definitiva, vivir usando siempre la misma lengua, es decir empleando un único patrimonio esencial inherente e identitario que es la lengua española.
Esta sorprendente unidad fue modelada a su vez por intensos y prolongados contactos del español con las lenguas amerindias y de estas y aquel con otras muchas lenguas no originarias de aquel continente.
El contacto es, en efecto, el estado natural de los seres humanos y es inherente a la vida cotidiana de todo ser humano. El contacto puede y suele devenir en un recíproco enriquecimiento lingüístico y conceptual de las personas que viven ese contacto ya que se producen convergencias y trasvases culturales y comunicativos resultantes de las nuevas realidades y conceptos introducidos por los grupos humanos que entran en contacto.
El resultado del contacto, cosa sabida, es que se incorporan nuevas voces para nombrar la nueva realidad, se incorporan nuevas expresiones y calcos léxicos, se suscitan con menor medida modificaciones morfo sintácticas, se generan nuevos hábitos de pronunciación y se abre la puerta a nuevos modos de entender el mundo, ya que el contacto obliga a un mejor entendimiento de la otredad y resulta siempre en una mayor tolerancia hacia el otro.
México es un crisol de numerosos contactos, es un territorio geográfico de dos millones de kilómetros cuadrados que hoy es multilingüe, multinormativo y multicultural, está habitado por ciento veintidós millones de mexicanos que tienen la lengua española como materna y patrimonial y por poco más de siete millones de mexicanos que tienen una lengua amerindia como materna y patrimonial. México es multilingüe por que la lengua española en México convive desde hace quinientos años con sesenta y ocho grupos lingüísticos en cuyo interior se identifican casi trescientas lenguas distintas que tienen una profundidad histórica de unos siete mil años.
México es multinormativo y multiculrural también porque los asentamientos humanos a partir de 1519 distaron de ser uniformes en lo lingüístico. Porque las enormes distancias y la accidentada geografía mexicana en forma de cadenas montañosas, desiertos y ríos, generaron fronteras lingüísticas naturales que distanciaron y aislaron grupos humanos y obligaron a que estos gestionaran su vida de modos diferenciados. México es hoy, en suma, un territorio profundamente mestizado en lo cultural y en lo lingüístico que vive esencialmente en español y convive con un paisaje lingüístico complejo y diverso, resultado de muy numerosos contactos.
En estos fragmentos, la directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua apunta a una de las razones de nuestro federalismo: el lenguaje.
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