“No creo que sea ninguna exageración afirmar que David Bowie ha sido el artista más influyente de la segunda mitad del siglo XX… y que conste que he dicho “artista”, pues no sólo me refiero a él en su faceta de “cantante”. Mi elección implica el diseño, el estilismo, los vídeos, la moda. Se mire por donde se mire, a poco que uno escarbe, acabará encontrando la influencia de David Bowie” apuntó el escritor y locutor inglés Robert Elms, colaborador de la revista The Face.
Bowie nació el 8 de enero de 1947 en Londres y murió el 10 de enero de 2016 en Nueva York, dos días después de haber publicado el álbum Blackstar -precisamente el día de su cumpleaños número 69-; alrededor de “El camaleón caleidoscópico” se extendió un halo de suma precisión sobre cada uno de sus movimientos -aunque claro el nacimiento es más que todo azar-.
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Se trata de un artista inmenso cuyo legado e influencia no para de crecer… de David Bowie se siguen editando un montón de cosas… rebusques en su discografía, una biografía cercana al comic y obras de mayor calado como el libro Hero: David Bowie, escrito por la también inglesa Lesley-Ann Jones, quien fuera su amiga desde la juventud y con quien compartía antepasados galeses.
Lesley se dio a la tarea de confeccionar un periplo biográfico de largo aliento, ya que posee una amplia y probada carrera como periodista musical, lo que le permite contextualizar a la perfección con el devenir histórico del planeta y la industria, mientras el músico iba conquistando progresivamente a los escuchas y la crítica.
Es así que sus alter egos como Ziggy Stardust, Aladdin Sane y El duque blanco siguen ofreciendo inspiración a través de letras que combinaban cuestionamientos existenciales con elementos de fantasía y ciencia-ficción; Bowie hizo de la excentricidad una sublime forma de arte.
Siempre me acompañan las preguntas: ¿qué es lo que hace que un artista nos atraiga? ¿Qué es lo que aportan las canciones a nuestras vidas?
Y precisamente Hero aporta para solventar estos cuestionamientos: “Vitoreamos al osado, al transgresor, al anarquista, al excéntrico, al dúctil dios del sexo, a la divinidad que escribió las canciones que pusieron al mundo entero a cantar. Los temas que enseñaron a pensar, a amar, a encontrarle un sentido a todo. A intentarlo”.
Por supuesto que se trata de un fenómeno no exento de nostalgia… la cultura rock está cerrando un ciclo histórico, pero tampoco es que se encuentre en peligro de extinción; cuenta con sólidos cimientos que sostienen su mitología y su épica… y David Bowie es uno de sus valores más grandes, merecedor de que la ciencia lo tribute y ponga su nombre a algún asteroide.
No extraña pues la admiración que provocó en otras figuras de altísima talla, como Madonna -La reina del pop-: “Único y provocador. Un verdadero genio… verlo en directo me hizo emprender un viaje que espero nunca acabe. Era tan chic y apuesto y elegante. Tan adelantado a su tiempo”.
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Siempre me quedaré con esa cualidad de Bowie… la de ser un visionario; poseía un sentido especial para detectar las tendencias y sonoridades por venir. Cantidad de veces sorprendía y descolocaba a sus seguidores con los virajes de su música… transcurría algo de tiempo y todo cobraba sentido… David siempre intentaba intuir y descifrar el porvenir de la música.
Se cumplen 8 años de su partida terrenal, pero sigue siendo un universo estético en expansión; al día de hoy se puede revisar su obra y legado desde una nueva perspectiva y se le puede dimensionar con mayor precisión; David Bowie no se acaba nunca.
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