El temor, el hambre, la pérdida de los valores, la degradación del ser humano por defender su existencia es lo que una guerra destapa en la sociedad cuando se está esperando el asedio y la llegada de una de las fuerzas bélicas que puedan “salvarlos”.
Todo esto de una manera excepcional y cruda lo retrata el escritor Sándor Márai en su libro Liberación, el cual fue escrito entre julio y septiembre de 1945, poco después de los hechos históricos de la Segunda Guerra Mundial y que permaneció inédito hasta el 2000, cuando se cumplió el centenario del autor nacido en Hungría.
La obra nos narra las vivencias de una joven llamada Erzsébet quien, a unos días de la Navidad de 1944, busca refugio para su padre, un célebre hombre de ciencia, astrónomo y matemático, buscado por la Gestapo y los militantes de la Cruz Flechada (partido político húngaro de carácter fascista, proalemán y antisemita, muy parecido al Partido Nazi germano) por sus ideas liberales.
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La joven es la encargada de describir la situación que vive la sociedad que, pese a que saben que están entre dos fuegos, los alemanes y rusos, tratan de mantener la calma y una vida más o menos normal que es interrumpida por los bombardeos.
La separación de Erzsébet de su padre es la misma que muchas personas viven durante una situación bélica; sin embargo, el mantener a salvo a su progenitor se convierte en una complicada tarea, porque ni sótanos, casas o departamentos ya son seguros ni para él ni mucho menos para los judíos, que son buscados por todos los rincones.
La chica tiene que cruzar la mitad de la ciudad buscando un lugar para que su padre pudiera seguir viviendo hasta que encuentra a un sabatario, persona judía conversa que se mantiene guardando el sábado, quien cuida un templo y le da la oportunidad a su viejo a esconderse en un lugar como una alacena con cinco personas más, pero que la tiene que tapiar para que no los encuentren.
Tras dejarlo a salvo, Erzsébet se refugia a su vez en un sótano al otro lado de la calle, junto a un nutrido grupo de ciudadanos. Allí permanece cuatro semanas, las que durará el asedio que el Ejército Rojo impone a la ciudad.
Ahí, desde ese lugar, la chica narra la espera, con el terror que tienen sus “compañeros” y el deseo de que llegue la “liberación” por parte de los soldados rusos.
Ese deseo de muchos se convierte en desesperación por la creencia de que cuando lleguen los rusos todo cambiará, serán salvados.
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Pensamiento que va cambiando mientras la chica puede conversar con un hombre de edad y que es judío, quien le asegura que la gente cree que los judíos han realizado “una secreta alianza o pacto” con los rusos.
Por lo que le va quitando ese sueño, o anhelo, ya que le afirma que los rusos solo traerán lo que les provenga de su ser, de su educación, de sus ideas, de sus objetivos políticos y de sus concepciones sociales.
Entre esta charla se van desarrollando temas como el comunismo, qué es; o el concepto del bolchevismo y hasta se considera lo que es vivir en un sistema capitalista y, mientras estos temas se van desarrollando, la espera a que termine el asedio se mantiene en el ambiente del libro… la llegada de los “rojos” está muy cerca.
Finalmente, la madrugada del 19 de enero aparece en la puerta del refugio el primer soldado soviético, pero la concepción de Erzsébet cambió, ya nada es como lo había imaginado.
En Liberación, editorial Salamandra, se narra la devastación, no solo de una ciudad, sino la moral de la gente causada por la gran guerra y que no albergaba ninguna ilusión sobre la nueva época que se iniciaba en 1945 en el país de origen de Márai con la llegada de los rusos.
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