En el 2 de junio, cada vez más próximo, culminará un proceso histórico, sin antecedentes en el país: la lucha de dos mujeres por togarse, solo una, desde luego, presidenta de la República. Llegará así a su fin una pugna política de largos y muy intensos meses en que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez buscarán que en las urnas se refleje el conquistar el visto bueno de los miles de electores, intención en que también intervendrá un varón, Jorge Álvarez Máynez, a quien no se le ven hasta ahora posibilidades de triunfar.
Ellas, en análisis objetivo, son en esencia contrastantes. Sheinbaum, con experiencia en el servicio público, es cuidadosa en las expresiones y en lo que su personalidad refleje, bien preparada en la educación superior; Xóchitl es intensa, de permanente sonrisa, expresiones más populares al disertar y mostrarse como ejemplo de lo que puede obtener una mujer, con un pasado de carencias económicas.
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Desde el principio de la contienda, Claudia contó con el visto bueno del presidente Andrés López Obrador, y superó a otros aspirantes del mismo partido, Morena, como Marcelo Ebrard, para al final ser la ungida.
Algo parecido surgió de la Coalición PAN, PRI y PRD, donde también se aludió a otros posibles candidatos. Gálvez, se sabía, buscaba la jefatura de la Ciudad de México. Finalmente, como en la lotería, ganó el premio mayor: la designación del más alto peldaño de una anhelada escalera.
De la mano de sus acciones, esperado, surgieron las encuestas, mediciones de cómo se encontraban, como ahora, ya en plena contienda. Desde las primeras, Claudia Sheinbaum se insertó con clara ventaja porcentual sobre la hidalguense; Álvarez Máynes, apareció en rezago.
Gálvez ripostó al mencionar que en su equipo “está lo mejor del PRI” y que tiene a Claudia contra la pared, pues las verdaderas mediciones están en la calle y en el ánimo de la gente.
El domingo pasado, en La Jornada México, aparecieron puntos de vista interesantes durante el seminario Las elecciones que vienen, en el Instituto Ortega y Gasset México, Roy Campos (Consulta Mitofsky), Yamile Nares (Defoe) y Heidi Osuma (Enkoll) directores de encuestadoras. Refirieron que los electores están divididos entre quienes quieren la continuidad de la 4T y aquellos que sufragarán por una oferta de cambio.
Nares precisó que las personas que son mayores continuidad son mayores de 56 años con escolaridad básica, así como ingresos menores de 8 mil 700 pesos. Los que quieren un cambio, es gente de entre 26 y 55 años, y desean un golpe de timón frente a la 4T.
A su vez, Roy Campos hizo énfasis en que las encuestas son divulgadas desde 1983 y actualmente hay encuestadoras “chafas” que se adaptan a los que den otros las víspera de las elecciones, aunque durante la campaña cobraron por contar una historia falsa, para que sirviera de propaganda electoral.
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Textual, amplio, dijo también:” Las encuestas son un intento de aproximarse a una realidad que no conocemos. La encuesta es un dato y ésta intenta aproximarse. Durante 30 años he intentado explicar las metodologías, como si fuera un pronóstico de lluvia: ¿va llover¿ No sé, pero analizando todas las variables es muy probable llueva. Hoy en día, con lo que conocemos de la encuesta la probabilidad de triunfo de Claudia es mayor que la de Xóchitl y muchísimo mayor que Máynez”.
Por su parte el investigador Jaime Cárdenas (UNAM) ,dijo que el sistema electoral mexicano tiene deficiencias.
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