ONU: uno de cada cuatro desaparecidos en México es mujer

El flagelo de la desaparición de personas en México es un problema que ha ido en aumento desde 2006, aunque al igual que otros delitos, como el feminicidio, sólo con la pandemia de covid-19 se tuvo una leve disminución. Hasta ayer se tenían registradas 99 mil 283 personas en esta condición, de las cuales 24.81 por ciento son mujeres.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), los estados con más casos son Jalisco, con 14 mil 938; Tamaulipas, con 11 mil 924; estado de México, 10 mil 818; Nuevo León, 6 mil 188; Veracruz, 5 mil 607; Sinaloa, 5 mil 436; Michoacán, 4 mil 294; Sonora, 4 mil 280; Guerrero, 3 mil 765; Coahuila, 3 mil 531, y Chihuahua, 3 mil 467.

Según datos recabados por el Comité contra la Desaparición Forzada (CDF), de la Organización de Naciones Unidas, mientras en 2006 se registraron 253 personas desaparecidas, para 2012 sumaban 4 mil 148, en 2018 fueron 7 mil 583, en tanto que en 2020 eran 8 mil 613 y hasta el 15 de noviembre de 2021 –cuando visitó el país– se reportaban 6 mil 369.

En su informe sobre la crisis de desapariciones en México, que presentó el 12 de abril pasado, destacó que si bien la mayoría de las víctimas siguen siendo hombres de entre 15 y 40 años de edad, “las cifras oficiales muestran un incremento notable de desapariciones de niños y niñas a partir de los 12 años, así como de adolescentes y mujeres, tendencia que se agudizó en el contexto de la pandemia”.

Detalló que dichos casos corresponderían a desapariciones vinculadas con la sustracción de niños y niñas, dentro o fuera del ámbito familiar, a desapariciones como medio para ocultar la violencia sexual y feminicidio, al reclutamiento y a las represalias.

Respecto a las entidades con mayor número de niñas, niños y adolescentes desaparecidos y no localizados, de diciembre de 2018 al 14 de noviembre de 2021, son el estado de México, con 752; Ciudad de México, 580; Nuevo León, 432; Jalisco, 302; Zacatecas, 286, y Tamaulipas con 207.

Por Jessica Xantomila / La Jornada


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