Durante los cinco meses recientes, el espacio público ha estado copado por las campañas políticas para la sucesión gubernativa en seis entidades federativas del país, con todo lo que eso conlleva para el futuro político nacional. Desde la etapa previa a la determinación de candidaturas, las encuestas, los proyectos, los apoyos y desencuentros, la inconformidad de quienes no alcanzaron la nominación, lo jurisdiccional, las peculiaridades en cada estado, la presencia federal, la guerra sucia, y un largo etcétera que podría ser el listado inicial para emprender una revisión de nuestros complicados procesos electorales, rayanos en el absurdo.
De todo eso los medios alimentaron el día a día desde el inicio del año cuando menos, nutriendo el interés –y hasta el morbo-, de la ciudadanía en ejercicio constante de indudable valor democrático al fortalecer la participación política. Enhorabuena que así sea. Incluso cuando también se nos informa de otros procesos ajenos, como el de Colombia donde los indicadores apuntan a un viraje de rumbo hacia la izquierda previa una segunda vuelta.
Pero no todo fueron las campañas políticas. Malas y buenas noticias bordaron también en nuestra cotidianeidad de estas semanas. La inacabada invasión de Ucrania y el fracaso de los organismos multinacionales para detenerla, el aumento de la violencia en nuestro país y otras latitudes, particularmente la tragedia escolar en el vecino estado norteamericano de Texas, la aparición del virus del mono y la hepatitis aguda infantil, y la muerte del gran poeta mexicano Eduardo Lizalde, entre las primeras.
Escasas pero están las buenas. El proceso que culminó en la reelección del presidente Macron en Francia, la aprobación de la interrupción legal del embarazo en el estado mexicano de Sinaloa, e igual en Colombia, el Premio Princesa de Asturias a nuestro compatriota Eduardo Matos Moctezuma, los aniversarios 189 de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y el 147 de la Academia Mexicana de la Lengua, el Congreso de la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados, UIBA, en Pamplona, con interesantes conclusiones frente a los desafíos de la abogacía y el triunfo en el Gran Premio de Mónaco del corredor, también mexicano, Checo Pérez.
Añado al listado bondadoso la aparición de dos libros que suman a la bibliografía hidalguense y, particularmente, abonan a la identidad regional. Uno, edición del Congreso local: Hidalgo a través de sus constituciones: refllexiones e imágenes. Contiene tres estudios referenciales firmados por Rocío Ruiz de la Barrera, José Vergara Vergara y Mayte Romo, y reproducciones facsimilares de documentos pertenecientes al acervo del Poder Legislativo.
El otro es Molango en los ojos de un niño… Donaciano Serna Leal, presentado el anterior fin de semana en la Fundación Arturo Herrera Cabañas. Edición de Gonzalo Serna Alcántara que rescató los apuntes del autor sobre sus vivencias infantiles en ese pueblo serrano donde nació quien en 1970 fue nombrado gobernador interino del estado, después de una comprometida carrera magisterial que incluyó el liderazgo sindical, una diputación local, y el cargo de Tesorero del estado, correligionario del controvertido político que fue su coterráneo y colega Manuel Sánchez Vite.
El horario de entrega de esta colaboración impide colocar en la lista correspondiente el resultado del partido Pachuca-Atlas por el campeonato del futbol mexicano. Si digo que votemos el próximo domingo.
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