¿Necesitamos otro delito?

La sensación de indignación, miedo, shock y rabia aún prevalece entre la comunidad LGBTIQNB+. No es para menos, ante todo nuestro horror hemos presenciado no solo el posible asesinato de Ociel Baena y Dorian Herrera, sino la revictimización de sus vidas, su muerte, imágenes sangrientas, especulaciones dolorosas, opiniones que celebran las filtraciones de sus investigaciones y que quieren justificar que entre elles se mataron.

La Fiscalía de Aguascalientes decidió seguir la corriente que le ha caracterizado y que muchas veces otras Fiscalías comparten: hacer una teoría del caso en el cual se eche la culpa a las víctimas y con eso intentar cerrarlo mediática y socialmente. Dentro del movimiento feminista ya lo hemos escuchado: Lesvy se ahorcó con un cable de teléfono, Mariana Lima de suicidó y Debhani se cayó en una cisterna. Los años nos han mostrado que las Fiscalías mienten y quedan en ridículo, lo que hace que se refuerce aún más la desconfianza a las autoridades.

La solicitud que he escuchado y leído repetidamente es la necesidad de que se tipifiquen los crímenes de odio y que la “Ley Ingrid”, que es un delito para quien difunda imágenes y videos de escenas del crimen, se incluya en los Códigos Penales de todo el país. Comprendo y respeto profundamente a quienes desde el dolor hacen está exigencia pero no la comparto.

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¿Las razones?

Si actualmente no tenemos cifras de cuántos crímenes de odio se han perpetuado en el país es porque dentro de las investigaciones de homicidio, lesiones, tortura, privación ilegal de la libertad, violencia sexual, no se hace una correcta documentación de quienes eran las personas que fueron violentadas, sus relaciones con les agresores y otros datos que nos permitirían observar que estos crímenes se han cometido siempre.

Además hay una falta de interés del estado por buscar otras formas fuera del ámbito judicial que nos permitan obtener estos datos.

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La  creación de un nuevo delito no previene ni erradica la discriminación y la violencia, con muchísimo trabajo logra cubrir lo que ya sucedió para aquelles que decidan con valentía enfrentar estos procesos.

No necesitamos más delitos, necesitamos políticas públicas y presupuesto que nos permitan lograr los cambios culturales que necesitamos para que todas, todes y todos estemos segures.