Imagine que después de mucho esfuerzo usted compra un departamento amueblado y que al recibir las llaves del mismo se encuentra con que el inmueble no tiene comedor, estufa, ni camas y que además el cable del teléfono ha sido arrancado y que no hay luz, ni agua y que el recibo tanto de uno como de otro servicio lleva al menos dos años sin haberse pagado. No hay vuelta atrás porque quien le entregó su nuevo hogar ya se fue, ya hubo un contrato de entrega-recepción y ahora usted será quién tenga que hacer frente al desorden que hay en su nuevo hogar. Algo parecido vivirán varios de los alcaldes electos del Estado de México que constitucionalmente entrarán en funciones dentro de un mes exactamente.
La situación financiera que dejan los alcaldes salientes de Toluca, Naucalpan y Cuautitlán Izcalli, por poner un ejemplo, puede calificarse sin temor a caer en el amarillismo de una gran catástrofe. Catástrofe que lleva ya varios meses, si no es que años, anidando en varias regiones del Estado de México y que más vale voltear a ver y atender por encima de filias o fobias políticas. En los tres casos citados los alcaldes salientes son de filiación morenista y los entrantes del PRI y del PAN.
En esos tres municipios no hay dinero para pagar los salarios de la próxima quincena y los aguinaldos de los burócratas. Pero no es lo único, los proveedores llevan meses exigiendo la liquidación de sus servicios y mientras más pasa el tiempo, la deuda para el municipio crece y crece. Es tal la crisis económica en la que están sumergidos estos ayuntamientos que los cabildos tanto de Toluca, la capital, como de Naucalpan, el municipio que más contribuye vía PIB a la economía estatal, han decidido deshacerse de bienes inmuebles para medio sacar las deudas de corto plazo. Una venta de garaje municipal en la que se han incluido, en el caso de Naucalpan, el remate de 478 autos catalogados como chatarra.
El cabildo de Toluca a su vez autorizó la venta de 10 predios propiedad del ayuntamiento y con el que esperan obtener 400 millones de pesos para saldar salarios y aguinaldos. En Cuautitlán Izcalli las cuentas del ayuntamiento están bloqueadas gracias a un laudo laboral que supera los 100 millones de pesos. Y el ISSEMyM a su vez, argumentando falta de pagos de los ayuntamientos hará su venta de garage rematando 22 inmuebles para allegarse recursos.
El daño está hecho y las nuevas autoridades municipales tendrán que hacer gala de ingenio, creatividad y negociación política para reordenar las finanzas locales. Y si bien lo que urge es resolver el problema a futuro, también deberán revisar dónde y quién o quiénes fueron los responsables de esta crisis para fincar responsabilidades. Porque al final del día los más afectados no son los nuevos administradores los afectados, sino los ciudadanos quienes se verán afectados en la prestación de servicios a la que tienen derecho.
Lo que sucede en el Estado de México es una bomba de tiempo que, si no se atiende, podría convertirse en el caldo de cultivo que permee y contamine al resto de las entidades federativas. Varios de los departamentos están en mal estado, pero igual está el condominio en su conjunto. La deuda estatal mexiquense en los últimos 5 años se ha duplicado y se acerca a los 70 mil millones de pesos, pero ese tema será para otras Ideas Sueltas
Twitter: migueles2000
Comentarios: miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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