El viernes pasado despertamos con la noticia de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos dio un revés a los derechos reproductivos en el país. Con una decisión de 6 votos a favor y 3 en contra, la famosa sentencia de 1973 Roe vs. Wade en la que se reconocía el derecho constitucional al aborto fue anulada. Para muchos no fue una sorpresa, un mes antes se habían filtrado en medios de comunicación varios párrafos de está decisión de la Corte Americana.
Sin embargo al menos en nuestro país, ha sido de asombro, miedo y varias dudas sobre que impacto tendrá para la defensa de los derechos humanos y especialmente, en el avance del derecho al aborto.
Es difícil explicar todo el contexto que creó las condiciones para que esto sucediera. A pesar de que Estados Unidos se presenta como un país progresista, de libertades, política y socialmente hay una polarización ideológica que ha generado una eterna disputa en contra de los derechos humanos de diversas poblaciones. Los grupos antiderechos tienen grandes estructuras, adeptos y recursos para dar la batalla jurídica, política y social para obstaculizar el ejercicio de los derechos más básicos.
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Este suceso nos deja varias lecciones y recordatorios, el principal: los derechos humanos siempre están en pugna. ¿Por qué? ¿Por qué está lucha es interminable?
Aunque sea doloroso de admitir, la parte política de los derechos humanos se ha utilizado como una forma de control sobre la población. En teoría las democracias tienen que reconocerlos y garantizarlos, mientras que en Estados autoritarios son inexistentes.
Es decir, han sido utilizados para el control del poder, de ahí el interés de los grupos antiderechos por restringir su avance.
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Hay que ampliar el panorama de la discusión, no solo es un retroceso a los derechos de las mujeres y los derechos reproductivos; es un retroceso en materia de derechos humanos. Nombrarlo de esta forma puede ayudar a pensar en estrategias para evitar un futuro escenario similar.
Estar pendiente de las agendas políticas, de las personas que están en el poder, de los procesos de designación y de otras luchas nos permitirán articularnos ante los grupos antiderechos. Pero lo más importante, es la apropiación de los derechos. Si no tenemos esa claridad, los antis nos llevan un pie de ventaja.
Posdata:
Seguimos sin titulares de la Comisión de Derechos Humanos y de Atención a Víctimas.