¿Alguna vez alguien te ha dicho qué siente envidia de la buena hacia ti? ¿Realmente existe un tipo de envidia inofensiva? ¿Es verdad que en el fondo envidiar es admirar secretamente?… ¿Qué opinan?
La envidia es una emoción displacentera, se hace evidente generalmente a causa de las ideas (no siempre verdaderas) respecto a lo que otra persona posee o es, ocasionando angustia al no tener lo que el otro o la otra tienen, o se cree que tienen, porque no siempre es verdad lo que se imagina que otro tiene o es.
El que envidia no lo admite porque sería tanto como admitir el sentimiento de inferioridad que la provoca.
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La envidia se presenta con mayor regularidad hacia personas cercanas, ya que se experimenta también un sentimiento de injusticia… “¿por qué ella (él) sí y yo no si estamos en las mismas circunstancias?”
La envidia es una emoción que a su vez provoca otras emociones: frustración, enojo, tristeza, rabia, decepción, vergüenza, etc.
Hay diferentes tipos de envidia, desde la que no causa grandes problemas hasta la que llega a ser realmente peligrosa:
- La que se dirige hacia el objeto o situación sin desear adueñarse de esto y provocar daño a quien se envidia, esta es la conocida envidia de la buena. “Me gustaría tener o ser lo que el otro tiene o es, pero sin hacerle daño y sin que el otro deje de tener o ser lo que es para que yo pueda lograrlo”, suele ser momentánea y se deja pasar.
- Este tipo de envidia hablaría así: Me afecta que otra persona tenga lo que yo deseo, pero no le causo daño, más bien me motiva (o un poco menos sano: despierta el deseo de competir para disminuir la angustia de considerar que el otro es más que yo), a hacer o ser lo mismo o mejor que la otra persona, la angustia es un detonante para ponerse en acción y buscar la revancha, es decir: aunque la raíz sea negativa, puede tener un resultado positivo si transformas la competencia con el otro y te enfocas en ti en lugar de envidiarle y querer rebasarle.
- Está es la envidia más compleja y complicada, aquí hay en el envidioso o envidiosa una disposición negativa para ganarle a otra persona, no tolera la frustración de sentir que alguien es mejor y hay un deseo de ser el único o la única protagonista a costa casi de lo que sea… o si, a toda costa. Esta es la envidia patológica que se centra en querer destruir al otro, en robarle o demeritar lo que se le envidia y puede llegar a hacer mucho daño. En esta, quien envidia no siempre quiere tener lo que envidia, sino que desea que el otro tampoco lo tenga.
Definitivamente, se requiere madurez para aceptar que sientes envidia y objetividad para reconocer que alguien te envidia, recuerda que grandes traiciones ocurren por esta, los amigos pueden ser tremendos enemigos al terminarse la amistad o peor aun silenciosamente durante esta.
El envidioso sufre mucho porque le parece que la vida es injusta con él o ella, convencido de que lo que envidia debería ser para él o ella.
Por eso, hay que tener cuidado con las falsas amistades o personas cercanas que no tienen intenciones honestas y están esperando el momento de ocupar tu lugar o tener lo que tú tienes.
En casos extremos hay envidiosos muy patológicos como los psicopatas narcisistas en los que la envidia no tiene límites porque son personas con cero empatía, aunque la mayoría de estas personas finge para dar una imagen totalmente opuesta a lo que realmente es y a sus verdaderas intenciones.
Obviamente, es más fácil cuidarse cuando puedes ver claramente las intenciones de quien te envidia abiertamente, pero cuando la envidia es encubierta ahí es donde hay más peligro.
Lo que puede hacer el enviado es alejarse y si esto no es posible, establecer límites claros o seguir el juego del envidioso, no envidiando, sino cubriéndose de los posibles ataques de este, ¡y por supuesto, no confiando en él!
Escucha cómo te sientes cuando estás cerca de ciertas personas, distingue quien está contigo por verdadera amistad y quien está por conveniencia, es necesario distinguir quien se alegra por tus logros y quien desea despojarte de ellos y poseerlos.
La envidia como emoción, puede ser pasajera y convocarte a mejorar, hasta cierto punto puede ser aceptable, en tanto no permanezca y no afecte a nadie, esta emoción es parte de la naturaleza humana, pero, si la envidia corroe y lleva a lastimar los intereses de otras personas o a disminuir su bienestar, entonces hay que detenerla, detectar quien te envías y en la medida de lo posible tener lejos de tu vida a quien no le importa pasar por encima de quien sea con tal de destruir a quien envidia.
Cuando ya no hay límites puede esperarse lo peor, las personas sanas celebran los triunfos de otros, reconocen sus capacidades y no viven compitiendo y menos afectado a nadie más.
Aléjate de la envidia, tanto de sentirla como de quienes viven envidiando a los demás, porque la envidia puede llegar a ser bastante patológica y generar daños muy graves en las relaciones o en el bienestar de la persona envidiada, además de que el envidioso nunca consigue sentirse satisfecho, incluso, si logra arrebatar lo que envidia.
En lugar de alimentar la envidia, pregúntate qué la ocasiona y enfoca esa energía para crecer y continuar construyendo tu propia mejor versión de ti mismo o misma.
Y en lugar de preguntarle al espejo quién es más hermosa o quién posee cualidades que no se tienen, realicemos un autoanálisis y centremos nuestras acciones a crecer y evolucionar, ¿y por qué no? Admirar y celebrar sanamente los éxitos de los y las demás.
Un abrazo
Lore Patchen.
Psicoterapia presencial y en línea.
Instagram. Psicólogalorenapatchen
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