“Lograr esa conexión entre las artes plásticas y la arquitectura. Pintar los muros que más se puedan en la sierra, resaltar mi historia, retratar la cultura otomí”, expresa Emanuel Bacilio Naranjo, es su objetivo.
Joven artista plástico con aplicación en muralismo urbano, originario del municipio de Huehuetla, también arquitecto egresado de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Sin duda su historia familiar proporciona una clave importante para llegar a su vena artística y entender la fuerte inspiración que tiene en sus creaciones, la cultura de la sierra Otomí Tepehua.
“Parte de mi familia son artesanos, la artesanía que hacen son bordados de punto de cruz y siempre de niños nos ponían a dibujar las servilletas para la hechura y la venta de bordados”, recuerda en entrevista a la Jornada Hidalgo.
El grafiti “espantaba” en la sierra Otomí Tepehua
Fue en la educación secundaria, que, a través de las revistas, Emanuel Bacilio conoció el grafiti y despertó su curiosidad por esta expresión artística, de la que poco se sabía en esta zona indígena.
“En ese tiempo, recuerdo bien, que cuando yo tenía 12 años estaban unos muchachos que ya empezaban a traer el grafiti urbano a la sierra”, agrega y resalta que ahora estos precursores son maestros, artistas, pintores y tatuadores.
“Quince años atrás el grafiti espantaba, y más a la gente de la sierra, si aquí en la ciudad se veía como algo malo, allá era peor. No duraban en los muros, los hacían y al otro día se quitaban”.
Actualmente, asegura Bacilio que ya existe otra perspectiva del muralismo urbano en la sierra Otomí Tepehua.
Un evento importante fue “De la calle a la sierra”, que llegó a ser nacional en ediciones posteriores, “yo lo organizaba en mi pueblo e invitaba artistas de aquí y de fuera”.
Con colectivo Jäit’sibi en casi todos los pueblos un mural
De tal manera que, de acuerdo con Bacilio, a la fecha ya hay más artistas urbanos en la sierra, y se redujo la mala percepción que tenía el muralismo, tanto que él quiere pensar que, en la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, tuvieron cierta influencia para que se abriera la carrera de arte y diseño.
“Hoy en día tenemos un colectivo que se llama Jäit’sibi (hombre de fuego), es otomí de la sierra, nació en la pandemia justamente”, explica y lo define como un movimiento de difusión y preservación de la cultura otomí a través de los medios del grafiti y de las artes visuales.
“Del 2020 para acá, el colectivo se ha encargado de ir de pueblo en pueblo, nosotros donamos murales autogestionados con la temática de pueblos, tratando de abarcar todas las expresiones, toda la cultura, hemos logrado pintar en casi todos los pueblos de la sierra”.
Algunos murales han sido individuales, en equipo y otros en eventos. De los primeros que hizo este colectivo y más significativos, la representación del carnaval -ante la prohibición de llevarlo a cabo debido a la pandemia- y que el año pasado fue cubierto con propaganda política.
Una pintura de alrededor de cien metros representando el carnaval de Huehuetla, de San Bartolo y de Tenango de Doria, “la gente adoptó ese mural como parte de su celebración, lo hicieron tan suyo que el día que se quitó el mismo pueblo se fue en contra de los políticos”, señala.
Otro que destacó fue el lienzo referente a Covid realizado en la localidad de San Nicolás en Tenango de Doria. “En la sierra no había forma de que usaras un cubrebocas, la gente los hacía, retratamos un poco de eso. Esos dos (murales) en el momento que se hicieron, fueron de los más importantes”.
El arquitecto artista
“Un 60 por ciento me dedico a la pintura, un 40 por ciento a la arquitectura”, responde Emanuel Bacilio, luego de conversar cómo fue su encuentro con la arquitectura que, en sus inicios como artista urbano, lo motivó a estudiarla.
“Me invitan a un simposio en la UNAM donde estuvieron muchos arquitectos que venían de otros países a presentar sus trabajos urbanos que tenían que ver con la arquitectura, con pintura y escultura, me fascinó tanto que me abrió esa perspectiva de querer meterme a la arquitectura y ver qué podía llegar hacer con ambas cosas”.
“Cuando yo asistí a ese simposio vi la arquitectura de otra forma, que puede ser algo más para el público urbano, arquitectura funcional que sea accesible para toda la gente, fue por lo que yo decidí estudiar, claro que también trabajo diseñando y construyendo una que otra casa”.
“He tenido la oportunidad de trabajar en lugares como Valle de Bravo donde no hago arquitectura tal cual, de estar como residente en una obra, sino como arquitecto artista, tomo cosas de artes visuales y las implemento en las casas. He hecho réplica de paisajismo, de la naturaleza, de piedras”, detalla.
Su anhelo es viajar a través del arte
“Muchas veces hablando no nos damos a entender, a muchos (artistas urbanos) se nos dificulta hablar, para mí el muro significa la forma más fácil de manifestarme, todo lo que no puedo decir lo plasmo en el muro”.
“Yo normalmente hago temática indigenista, todo lo que yo pienso que a la gente de la sierra le gustaría decir yo lo trato de decir con las imágenes”, expresa Emanuel Bacilio, quien recientemente también formó parte del grupo de artistas plásticos que elaboró el mural “Ya cruzamos el puente”, una iniciativa de Niebla y Tiempo A. C. para celebrar el primer año de la declaratoria de Huapalcalco como Zona de Monumentos.
El artista urbano y arquitecto, sostiene que desde que agarró un lápiz para pintar siempre su idea fue vivir de eso, y en un futuro, se visualiza viajando a través del arte.
“Es muy diferente en mi caso salir a conocer un lugar simplemente por conocer, anhelo que sea el arte el que me lleve, para que yo me traiga algo de ese lugar y dejar algo mío”, concluye.
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