DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

El poder cambia a la gente  

No sé a qué se deba, pero según lo poco que he visto del mundo, entiendo que el poder aleja a los seres humanos de la realidad. El liderazgo no es para todo el mundo; se necesitan muchas habilidades sociales y personales para lograrlo. Y es innegable que todos los que hemos coincidido con algún líder antes de éste empezara a ejercer el poder coincidimos en asegurar que el ejercicio del mismo lo ha cambiado. Los líderes, por lo regular, casi sin excepción, van quedándose solos. Sus miedos, sus inseguridades, pero también la envidia y la desconfianza, los van volviendo satélites perdidos en el universo. Supongo que es algo inherente a su condición, que quizá sea el tiempo y la vida quienes habrán de regresarlos al sitio desde donde iniciaron el camino.  

Un artículo del periódico español “La Vanguardia” afirma “que el ejercicio del poder cambia el cerebro de los líderes. Algunos sencillos experimentos consistentes en otorgar un papel de poder o sumisión a sujetos experimentales normales tan sólo durante un rato, mientras dura el experimento, detectan que el que manda se vuelve más frío emocionalmente, más distante, menos empático con sus congéneres y más motivado en pensar en sí mismo. No se han hecho esos estudios con personas poderosas comparándolas con otras que no lo son, así que no puede responderse a la pregunta de si la proclividad temperamental previa al poder produce todavía más frialdad emocional que dar poder a quién no lo busca”. Por otro lado, existe el síndrome de Hubris o adicción al poder, el cual consiste en que quienes padecen este trastorno, mucha veces personas con poder, se sienten capaces de realizar grandes tareas ya que creen saberlo todo, se vuelven antisociales e histriónicos. 

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Pienso en esto y en el famoso equino Incitato, que era el caballo preferido de Caligula, uno de los emperadores romanos con más mala fama, quien pasó a la historia por déspota y poseer un carácter errático. Se tiene registro que el gobernante intentó nombrar a su caballo como Cónsul, y que cuando lo hacia concursar en las carreras, la noche previa a que esto pasara, se decretaba un silencio general en Roma y quien no cumpliera con ello era sujeto a la pena de muerte.   

Estas historias de Calígula y unos videos pasados y otros nuevos, del Gobernador Constitucional en funciones, Omar Fayad Meneses, donde eufórico juega a ser disc jockey hacen que las pocas dudas que tenía respecto de la tesis de que “el ejercicio del poder cambia a la gente” Creo que lo que sucede, específicamente en el caso del gober-Dj, es que efectivamente, al mirar acercarse el ocaso de su mandato, su verdadero yo está emergiendo.  

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Creo, que si 2016, cuando las campañas electorales estaban en marcha, nos hubieran dicho que tendríamos un “mandatario estatal rebelde” quizá el resultado hubiera sido otro. En esa comparativa, por lo menos ahora, en 2022, si tuvimos alguien que hizo campaña cantando, otro que no hizo campaña, alguien más que lo intentó todo, incluso preparar quesadillas en un live y un candidato que apeló al lado sensible de la cordura pidiendo abrazar la esperanza.