Alejandro Gálvez

Decepción y malestar social

A partir de esta semana y hasta el 20 de septiembre veremos desfile de presidentes municipales en Hidalgo, 82 de ellos llegan a sus primeros ocho meses de gobierno y ya tienen listo su primer informe de labores, a excepción de Acaxochitlán e Ixmiquilpan donde hubo elecciones extraordinarias y apenas llegarán a los dos meses de administración.   

Por ello, pareciera que esa efervescencia política que se vivió a pesar de la pandemia en la elección para renovar los gobiernos locales, esa operación y ánimo de los ciudadanos es hoy todo lo contrario.  

El sentir de la gente está a flor de piel en muchos municipios y lo traducen en reclamos, decepción y mucho malestar social, porque todo parece indicar que hay gobernantes que en lugar de trabajar y construir se han dedicado a romper relación con sus votantes y las estructuras de sus partidos. 

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Basta ver acciones como la de pobladores de Chilcuautla quienes sacaron a empujones a su alcalde Valente Martínez quien no ha hecho gran cosa para frenar la creciente inseguridad en aquel municipio enclavado en el corazón del Valle del Mezquital. 

O los habitantes de Calnali que llevan estos mismos ocho meses y medio solicitando juicio político para el alcalde Isaid Acosta, quien asumió el cargo pese a estar inhabilitado por supuestas negligencias. 

Tampoco pueden ser ignorados los conflictos en Mixquiahuala que a pesar de su tinte político no dejan de hacer mella en el gobierno de José Ramón Amieva.  

Pachuca no es la excepción y los reclamos por los estados físicos de las calles y el aumento de percepción de inseguridad son sin duda el talón de Aquiles de la alcaldía capitalina. 

Es amplia la lista de alcaldes que llegan a su primer informe con más problemas que logros, pero solo por citar los casos más emblemáticos, también destaca Jorge Márquez Alvarado, alcalde de Tulancingo montado en su sueño guajiro de conseguir la candidatura del PRI al gobierno de Hidalgo, obsesión que lo llevó a comprarse un premio para figurar como un buen gobernante, aunque en los hechos la ciudadanía le sigue reclamando el pésimo estado de las calles del municipio.  

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Mención aparte merece el rijoso presidente municipal de San Salvador, Armando Azpeitia, quien en días pasados entre gritos y empujones fue prácticamente retenido por pobladores de su municipio, quienes lo acusaron de no cumplir sus compromisos. 

A ocho meses de gobierno los alcaldes parecen no estar conscientes de sus errores y graves omisiones, por lo que prefieren navegar en el espejismo de que están haciendo un excelente trabajo.  

Por qué en lugar de preocuparse por ponerse sus mejores galas y entregar un informe repleto de cifras alegres pero vacías, cual estudiantes entregando examen de fin de semestre, no aprovechan para hacer una reflexión interna y corregir el rumbo, sus municipios se los agradecerían. 

@AlexGalvezQ 


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