Crece la “chiquillada” y se caen los partidos “fuertes”

La elección del pasado 2 de junio modificó drásticamente la escena política en la entidad y los otrora partidos dominantes, se fueron al fondo de la confianza electoral y la denominada “chiquillada” se levantó y se colocó por encima de los partidos que apenas hace menos de una década dominaban en cada proceso electoral.

Así, partidos como el Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), cayeron estrepitosamente en el ranking electoral, a grado que el tercer se debate entre su supervivencia o su desaparición luego que de entrada no alcanzó el tres por ciento que se requiere para continuar con registro como partido local.

En cambio, partidos como el del Trabajo (PT), el Verde Ecologista de México (PVEM) o Movimiento Ciudadano (MC), que al comenzar la contienda de este año, se preocupaban por no sufrir la misma suerte que el PRD y no sólo alcanzaron su tres por ciento, sino que superaron ampliamente sus propias expectativas para colocarse en posiciones de privilegio.

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Por ejemplo, el PT, se colocó en el tercer lugar de acuerdo con la votación alcanzada, apenas superado por Morena y el Partido Nueva Alianza de Hidalgo (Panal); el partido del tucán, también superó con creces sus propias expectativas, para ubicarse en cuarto lugar, superando al PRI.

Otro que obtuvo buenos resultados fue el partido naranja, que le permitirá gobernar tres municipios y pelea espacios en la próxima legislatura.

En cambio, el PRI, apenas si alcanzará a colocar en el Congreso local a su presidente estatal, Marco Antonio Mendoza, aunque todos los partidos están en la puja por ganar el mayor número de escaños por la vía de la representación proporcional.

La decisión ciudadana, a partir de los votos alcanzados por cada partido, fue darles la espalda a los partidos tradicionales, refrendar su aceptación hacia Morena y su aliado (Panalh) y brindarles una oportunidad a los partidos considerados emergentes o satélites. Los votantes decidieron cambiar dramáticamente el escenario político-electoral y poner en manos de Morena su futuro de aquí a las elecciones del próximo 2027, la antesala del 2028, cuando habrá elección de gobernador, cuyo período será de dos años, por única vez, para armonizar en el 2030 las elecciones locales con las federales.