El final de 2022 quedó marcado por la muerte: con diferencia de unos días concluyeron su ciclo vital dos líderes mundiales, de origen, actividad y misión diferente, ambos llenaron espacios y fueron seguidos por multitudes, marcaron época y dejaron legado con sus respectivas trayectorias.
Deportista sudamericano uno, teólogo alemán el otro, alcanzó el primero el reconocimiento popular de Rey del futbol; por una renuncia inédita el segundo fue Papa emérito.
A diferencia, 2023 empezó con el juramento al cargo de presidente de Brasil del gran líder social Luiz Inácio Lula da Silva, advertida inauguración de una nueva etapa en los equilibrios regionales de América Latina, domésticos e internacionales.
Así también con el cese bilateral de fuego acordado por el gobierno del presidente Gustavo Petro y las organizaciones armadas, para alcanzar la paz en Colombia.
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Ambos acontecimientos se inscriben en la órbita de la llamada marea rosa por cuyas repercusiones sugieren diversas lecturas.
En nuestro país, el arranque del año quedará referido por la elección de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para los próximos cuatro años, culminación de un proceso electoral peligrosamente contaminado y cuyo resultado, sea cual fuere, generará consecuencias necesariamente de relevancia.
Y no solo será así al interior del Poder Judicial federal. Por las circunstancias pudiera haber otras colaterales en procesos como la elección de la próxima Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Estarán muy presentes las discusiones en el Pleno de la Suprema Corte sobre las resoluciones a temas sensibles sometidos a su jurisdicción: permanencia de la Guardia Nacional y reforma electoral, entre otros.
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Luego vendrá la cumbre de líderes de América del Norte, en Ciudad de México, con sus mensajes y efectos comerciales, económicos y políticos para la viabilidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC y las relaciones entre los tres países, en particular la nuestra con el vecino del norte.
En lo político, la atención estará en los procesos electorales para renovar las gubernaturas en el Estado de México y Coahuila, en el desarrollo del diferendo interpartidario en el Partido Revolucionario Institucional, la viabilidad de una eventual alianza opositora para las elecciones federales y, por supuesto, el rumbo de la sucesión presidencial, con foco principal en la candidatura de MORENA.
En Hidalgo también habrá definiciones, la más importante en el corto plazo: el Plan Estatal de Desarrollo, propuesta del gobernador Julio Menchaca Salazar para alcanzar la transformación de Hidalgo con horizonte a 2028.
Rumbo a las elecciones legislativas de 2024 grupos y actores políticos provocan la normal efervescencia en el medio partidario y las administraciones públicas estatal y municipales, con la búsqueda de candidaturas.
Sobre todo esto permanecen dos fantasmas agobiantes para la seguridad del planeta: la posibilidad de una siguiente ola del contagio por COVID-19, advertida de efectos catastróficos y, la prolongada invasión rusa a Ucrania, con sus impactos internacionales, humanitario y económico.
Actividad más amable será el IX Congreso de la Lengua convocado por la Asociación de Academias de la Lengua Española para finales de marzo en Cádiz, sede sustituta de Arequipa, por razones de la inestabilidad política en Perú, donde originalmente se celebraría. Uno de los varios temas programados a discutir será el lenguaje jurídico claro.