Bajo la creatividad de Neftalí López

Neftalí López, de 47 años, es músico e instructor de bajo y guitarra; hidalguense naturalizado, nació en Ciudad de México el 14 de mayo de 1975, pero prácticamente al mes de nacido lo trajeron a Pachuca. 

Es bajista, aunque también estudia la guitarra de tiempo completo. Neftalí se considera un estudiante permanente. “Voy para 25 años tocando el bajo, comencé en la secundaria”, recuerda. 

“Los inicios de esto fueron en el hogar, con mi mamá y mi tía Raquel. Escuchaba boleros, cumbias, la música del barrio, así como la música de los servicios religiosos de los domingos en alguna iglesia del centro de la ciudad y todo me llenó de influencia”.  

Posteriormente, reconoció que tenía talento para repetir los sonidos sin que hubiera mucha diferencia.

Cuando entró a la secundaria empezó a tocar la guitarra por gusto, por estar con amigos, por cantarle a una chica, aunque se vería sorprendido haciendo esto todo el tiempo.  

Inició con varios instrumentos musicales. Un teclado en casa de su madrina, una flauta en la escuela y luego intentó con la batería, pero nunca se le dio, confiesa. Finalmente, llegó al bajo.  

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“Cuando terminé la secundaria entre los amigos pensamos hacer un grupo de rock, éramos varios guitarristas, entonces, la decisión fue que yo tocara el bajo. Al principio lo tomé con desagrado, aunque todo cambió con el profesor Alfredo Castelán, quien fue mi maestro y mentor y ahora es un gran amigo”. 

Neftalí participó en eventos culturales de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en preparatorias y en concursos locales.

Ya con la cosquilla empezó a tocar de manera profesional con Natya, un grupo musical pachuqueño con diferentes talentos como Daniel Piloto (e. p. d.), Hussein Yaspik y César Huesca.  

Foto: Carlos Sevilla

Después hubo proyectos como Samsara, con Salvador Hernández y Alfredo Ortega. También con agrupaciones experimentales de rock and roll, instrumental y progresivo.

Igualmente, con algo de blues y jazz, que llaman su atención.  

“Pude estudiarlo con el maestro Jorge Estrada y formar parte de su grupo, así como con la maestra Cynthia Morlet, de Oveja Negra. Después toqué con Verónica Ituarte, Mario Patrón, entre muchos amigos y colegas más. Son muchas las personas con las que he tenido la oportunidad de tocar, no me gustaría dejar a nadie afuera”.  

Luego, en el 2004, tuvo audición con la banda mexicana de blues Real de Catorce, con los que colaboró año y medio echando blues, viajando por todo el país y conociendo distintas personalidades.

Sobre la pandemia, humilde, Neftalí recuerda que nadie es invulnerable. El sector cultural, artístico y, en este caso, en la música, se vieron sin trabajo, tajantemente.

En dos días le cancelaron los eventos de un año.

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Espacios donde no tienen seguro social, prestaciones de ley o seguro de vida, en realidad son contratos temporales en los cuales se ven obligados a cumplir con el transporte y seguridad. “No es una queja, es la realidad, así sucede”, acepta. 

“No tenemos garantías de ningún tipo, esto nos obliga a buscar y mover constantemente nuestro tiempo, nuestros recursos y capacidad, por lo que muchos damos clases, tocamos en grupos versátiles a la par de ir teniendo una actividad creativa. Así que, de pronto, nos quitaron los cafés, bares, salones de eventos, conciertos y teatros. Ni siquiera para salir a los camiones, no había, imaginen lo que ocurrió”. 

Admite que la pandemia ha sido un golpe muy duro y que sobrevivió gracias a su familia, amigos y que tomó un giro su carrera dedicándose a tocar en redes con lives, igualmente recibiendo donativos y así, poquito a poquito, con la ayuda de todos, “sin bajar la guardia, es que estamos aquí todavía”. 

Cuenta sobre su trabajo venidero y comenta que está enfocado en lo que quiere crear.  

“Ya a estas alturas de mi vida, después de casi 25 años haciendo música, lo que pretendo es reflejar lo que pienso y siento. Generalmente una de las principales aspiraciones de cualquier persona que quiere ser artista es tener una voz propia y compartirla con quienes le rodean. Es una cosmovisión de su entorno, es a lo que aspiro.  

“Esto vendrá a través de un disco que tardó mucho tiempo entre pandemia y situaciones personales, se llama Galeana 204, en el cual toco el bajo eléctrico como solista con la presencia del maestro Alonso Arreola, Carlos Orozco y Michael Manring, grandes bajistas nacionales e internacionales”.  

Igualmente, como proyecto permanente, trabaja un tributo a una de las grandes artistas que ha dado esta tierra, el cual se nombra Bajo la poesía de Margarita Michelena, en el cual invita a diferentes exponentes a que den voz a su poesía mientras hace una musicalización.  

“También me estoy atreviendo a entrar en el terreno de las letras, aunque me declaro novato completamente”. 

Neftalí invita a que no perdamos la esperanza y afirma que el arte en Pachuca es fuerte, es grande. 

“Generalmente una de las principales aspiraciones de cualquier persona que quiere ser artista es tener una voz propia y compartirla con quienes le rodean”