La muestra reúne casi 30 piezas que exploran los impulsos humanos entre la vida, la oscuridad, el deseo y la memoria.
La Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), inauguró este jueves 13 de noviembre la exposición temporal “Pulsiones”, de la fotógrafa y editora mexicana Susana Casarín, una muestra que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana a través de 28 piezas entre fotografías, dípticos y trípticos que integran distintos momentos de su trayectoria artística.
La exposición, instalada en la Sala Nacho López del Ex Convento de San Francisco en Pachuca, permanecerá abierta al público hasta el 28 de febrero de 2026, ofreciendo una oportunidad para adentrarse en la visión íntima y simbólica de una de las fotógrafas más destacadas de México.
Originaria de la Ciudad de México (1954), Casarín cuenta con una sólida trayectoria que incluye 38 exposiciones individuales y 57 colectivas, con presencia en recintos como el Museo Nacional de Arte (MUNAL), el Museo de Arte de Querétaro y el Museo de la Ciudad de Veracruz, así como en países como Estados Unidos, Francia, Guatemala, China e India. Parte de su obra forma parte de las colecciones de la Fototeca Nacional del INAH y del Banco de México.
Entre sus publicaciones destacan los libros Humo de Leña. Los panaderos de Veracruz, Vuelta de mares, Autorretrato y Realidades y deseos, además de colaboraciones en revistas especializadas como Encontraste Colectivo y Cuartooscuro.
En entrevista con La Jornada Hidalgo, Susana Casarín explicó que “Pulsiones”, como su nombre sugiere, está inspirada en los impulsos vitales y emocionales que atraviesan su obra: “Tiene que ver con Eros y Tánatos, con la vida y la oscuridad. Son pulsiones a lo largo de mi vida y diferentes proyectos que ahora se reúnen aquí como historias que tienen que ver conmigo, con mi hijo, con mi vida”, expresó.

La artista señaló que la muestra reúne imágenes de distintas etapas, algunas tomadas en los años noventa y otras durante la primera década del 2000. “Mis series son muy largas, las trabajo durante muchos años; empiezo, pero no sé cuándo voy a acabar”, comentó.
Sobre su regreso a Pachuca, donde ya había expuesto en otra ocasión, Casarín se dijo emocionada de presentar su trabajo en este espacio histórico: “Me encanta, me parece un lugar emblemático; moría por exponer aquí”, afirmó.
En cuanto a las piezas que considera más significativas, la fotógrafa destacó tres obras incluidas en las secciones dedicadas a Tánatos, oscuridad y Eros, aunque confesó que todas tienen una carga emocional profunda: “Son fotos hechas de adentro hacia afuera; todas tienen mucho sentimiento”.
Finalmente, adelantó que para el próximo año trabaja en un nuevo proyecto: un libro de artista con imágenes relacionadas con el mar y los ríos, como una continuación natural de su búsqueda visual y poética.
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