La falta de perspectiva de género en la reforma judicial

Avanzar dos pasos, retroceder seis. Así es como se siente ver las actuaciones de las autoridades con su obligación de garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Ya pensar en la igualdad entre personas parece un horizonte bastante lejano y que es algo urgente de atender.

Durante varias décadas el Poder Judicial, particularmente el federal, tomó medidas, que aunque no eran las mejores, abrieron camino para que más mujeres pudieran ser juezas, magistradas y ministras. Todo eso permitió que hoy la Corte que en un año se transformará, sea liderada por una mujer que se encuentra acompañada de 4 más. Estábamos camino de conseguir la paridad en un espacio sumamente patriarcal y aunque la representación no es todo, los simbolismos son importantes para ir cambiando los discursos y la cultura que discrimina y violenta.

Cuando el ejecutivo y el Congreso decidieron impulsar la reforma judicial, dejaron de lado el tema de la perspectiva de género y el enfoque interseccional. Pues si, al final, como he sostenido, esta reforma no busca transformar el acceso a la justicia y por tanto esto no era relevante.

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El sábado vimos el ejercicio de la tómbola, en la cual se elegiría por azar, para garantizar “imparcialidad” que puestos del Poder Judicial Federal se irían a elecciones en 2025 y cuáles en 2027. Las senadoras hicieron la petición de que las juezas y magistradas que se encontrarán embarazadas o en periodo de lactancia no entraran a la tómbola y pasaran directamente a la elección de 2027, lo cual fue aprobado y celebrado como una medida con perspectiva de género.

Este acto constituye una forma deficiente de perspectiva de género. Sí, hay que proteger los derechos de las personas que están gestando pero la forma en la que se está aplicando hasta parece replicar estereotipos sobre la distribución de cuidados. ¿Qué pasa con las otras personas jugadoras que tienen al cuidado a niñeces, adolescentes, personas con discapacidad o adultas mayores? Realmente esa decisión lo único que hizo es que se curarán en salud les legisladores.

Si en serio tuvieran un compromiso con la igualdad entre hombres y mujeres, con el avance de los derechos humanos, no estaría iniciando ya el proceso de elección, sino que se tomarían el tiempo para generar las reglas de forma que tomen en cuenta todos estos factores y que al menos, al igual que las elecciones del Poder Legislativo se garantice el principio de paridad y que se comprometan a que haya el mismo número de juezas, magistradas y ministras que sus pares.

Estas reglas también buscarían que en esos puestos lleguen personas racializadas, indígenas, con discapacidad, LGBTIQ+ y otras identidades a las que se les han negado históricamente estos espacios. Pero no, estamos observando un proceso que no tiene al centro a las personas que buscan justicia, ni la transformación cultural del país. Lo que está al centro es el más puro ejercicio del poder.