Las relaciones que establecemos en el día a día ameritan cuidado, atención y respeto, por supuesto, la cantidad de estos depende de la cercanía del vínculo, de hecho, los vínculos se fortalecen cuando te interesas genuinamente en lo que es importante para el otro, cuando estás para celebrar los éxitos y para brindar contención y cercanía en las dificultades.
Y si, como parte de la convivencia puede haber desencuentros, cosas en las que no se coincide y otras que aún queriendo a la otra persona nos pueden parecer insoportables, pero que al reconocer que no son situaciones que pongan en riesgo a nadie hace posible que aceptemos a las personas que se quieren, a veces, nos podemos alejar un poco, incluso para tomar aire de la relación o situación, pero sin que el interés y cariño se vean afectados en absoluto.
Es más, puede ser que tengamos amigos a quienes no vemos en mucho tiempo y sin embargo lo que les pasa no nos es indiferente.
Y puede ser que se esté cerca de alguien y que el interés y la atención ya no existan, que de lo mismo si está o no, si es feliz o no, que se minimice lo que le ocurra, que no haya enojo de por medio sino algo más fuerte que si termina por completo con el vínculo: la indiferencia.
Y se empieza a oír sin escuchar, ver sin observar y estar sin vincularse, lo que es el principio del fin de una relación, incluso si no termina.
Y esto afecta emocionalmente a quien todavía está vinculado con el otro, porque al principio no se quiere reconocer, se niega, se intenta recuperar, se busca que sea solo distracción, esperando que no haya dejado de ser importante para el otro.
La indiferencia es un síntoma de la relación, habla de enojos que no se confrontaron, de no sentirse valioso, de aburrimiento ante la rutina, desamor, tristeza que no se expresó a tiempo, este síntoma indica que hay algo que admitir, hay personas que después de ser importantes para sus parejas vuelven a serlo si los dos lo admiten y colaboran para reencontrarse, si el deseo de solucionarlo es mutuo esto es posible, si ya no hay interés en solucionar o en brindar reciprocidad no puede arreglar uno solo lo que solo se puede mantener entre dos.
Por su parte, como ya decía, la persona que se siente ignorada por su pareja ve afectada su autoestima, su seguridad personal, además de la tristeza de no sentirse correspondida.
Esto, obviamente se incrementa entre más dependencia exista hacia la pareja.
Las relaciones y las circunstancias cambian, no se trata de entrar a las relaciones con una armadura y mantenerse con un pie afuera de esta para irse en cuanto se sienta la más mínima amenaza de ser lastimado, sino de aprender a amarse a sí mismo y saberse capaz de reponerse del dolor de la decepción amorosa, saber también que si no me siento bien amado tengo derecho a expresarlo y el otro o la otra también tiene derecho a no corresponder, y por supuesto que duele, pero la responsabilidad afectiva permitirá tomar decisiones convenientes para ambos.
El desinterés lástima, a veces se espera el enojo para aceptar que todo termino, porque mientras “se está” se cree que hay algo que hacer y puede no ser así.
Lo que no se dice se actúa, así son la apatía y la indolencia en las relaciones, están diciendo más de lo que quiere aceptar.
La responsabilidad afectiva nos invita a hablar frontalmente con la pareja o el amigo, con quien se presenta la lejanía emocional y buscar una solución, atacando al problema no a la persona. Y tampoco a ti… si ya no eres valorado por tu pareja es muy probable que vas a estar mejor fuera de la relación.
La indiferencia es una forma de desamor y el desamor marchita, no puedes controlar lo que otra persona siente hacia ti, lo que sí puedes y debes impedir es la propia tibieza ante tu dolor o tus necesidades afectivas, ser invisible, ignorado o subestimado no le va bien a tu salud mental, no la ignores, escúchate, si no eres feliz, si no experimentas plenitud, explora tus opciones o generalas para alcanzar un estado de mayor bienestar.
Hablemos de frente, ese valor y ese ánimo que se tienen al iniciar una relación deben tenerse también para encarar los problemas, para buscar soluciones, incluso para despedirse con respeto… Devuelve el corazón como lo encontraste, o por lo menos, sin afectarle más intencionalmente o por descuido.
Para ustedes, ¿qué hay detrás de la indiferencia? ¿Desinterés, desamor, narcisismo? ¿Cómo elegimos ser más responsables afectivamente?…
Un abrazo
Lorena Patchen
- Instagram: Lorenapatchen_
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