Román Hernández Genis – lajornada-hidalgo-prod

Conversé el 22 de septiembre en Tulancingo con Román Hernández Genis, Alfredo Rivera Flores y Miguel Ángel Serna Alcántara, nos reunió el homenaje a Luis Alberto Roche Carrascosa a quien le desaparecieron en 1985 los poderes municipales cuando La Sosa Nostra mantenía una ola de terror en la entidad mediante el vandalismo porril universitario, recordamos pasajes y nos actualizamos.

Román me preguntó por mi hijo Pablo, le dije que es arqueólogo y le que el que me preocupaba era Diego que estudia relaciones internacionales y tiene algo de problemas con las matemáticas, “háblame y me los mandas”, desde siempre fue estudioso de esa materia que impartió en la Autónoma de Hidalgo y en el Tecnológico de Pachuca, no lo hice esa espina me queda cuando me enteré que había concluido su ciclo vital.

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Incansable defensor de causas sociales y laborales, lo recuerdo bien en los ochentas como trabajador en Ciudad Sahagún y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) el de Rosario Ibarra de Piedra, el de corte troskista fundado por profesores y alumnos universitarios, siempre fue consecuente con principios e ideología, tanto que su dignidad generó hasta el respeto de Gerardo Sosa Castelán a pesar de que lo confrontó y cuestionó de frente.

El “ingeniero Genis” como sus alumnos le decían, fue diputado local suplente por la coalición de los partidos Mexicanos Socialista (PMS) – PRT en 1987, el propietario fue Antonio Cortes Valente que cooptado por La Sosa Nostra no dejó la curul a pesar del acuerdo político paraque la ocupara Román Hernández la mitad del periodo constitucional de 1987 / 1990.

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Nada de eso hizo mella en sus principios, nada alteró su compromiso social y con la democracia, aportó siempre que pudo, fue un hombre congruente y solidario, generó dos hombres y una mujer, sus hijos, con esos principios, me lo comentó ese 22 de septiembre en el complejo cultural Ricardo Garibay, estaba satisfecho de ello, con ese recuerdo me quedó y con la espinita de no hablarle después.