Dar movimiento y voz a objetos para que niños y niñas jueguen, sueñen, se asombren y que los adultos mantengan su niño interior es lo que motiva a Arts-Vita a no dejar morir el arte de los títeres.
“Incluso en el hecho de hacer o animar títeres también se encuentra parte de nuestro espíritu de niño, que queríamos jugar. Cuántas veces tomábamos a la muñeca Barbie y la meneamos haciendo que hablaba o caminaba”.
Así lo expresó a La Jornada Hidalgo, Lourdes Miramontes, miembro de Ars Vita, compañía de teatro guiñol ubicada en el municipio de Cuautepec de Hinojosa con 27 años de trayectoria.
“Yo no dejo de jugar, aun estando en el escenario”, aseguró la artista originaria de Durango, quien contó que el encuentro con el teatro de títeres la capturó y profundizó al lado de su actual pareja, Jorge Vega. Juntos formaron la compañía que hoy es referente en el arte de los títeres en México.
“Por supuesto también hay que estudiar, y mucho, para poder animar títeres. Pero igual es muy importante no dejar de lado la parte creativa y no perder el asombro”, agregó Lulú, como es conocida.
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Teatro infantil: arte infravalorado
Jorge Vega señaló que esta disciplina que tanto le apasiona es infravalorada, ya que sostiene que el término “infante” coloca al teatro infantil en un arte que se considera “para los que no tienen voz”.
“A mí me gusta mucho hablar sobre la niñez y no sobre los infantes, porque infantes significa que no tienen voz y de ahí por mucho tiempo nos han dicho que hacemos teatro ‘para los que no existen’.
“Se piensa que hacer teatro para niños es algo menor, es decir, que al niño no tienes que hacerle un mundo poético, que cualquier cosa que hagas el niño va a aplaudir y le va a gustar”.
Esto a pesar de que el teatro infantil no es tan sencillo, sostuvo el titiritero, porque la niñez es un público muy exigente, “si no la atrapas se levanta y se va, un adulto, si paga una función, se queda, aunque no le guste”.
De igual manera, el artista consideró que la niñez por mucho tiempo ha estado subvalorada y se piensa que algún día va a ser algo potencial, cuando en realidad niñas y niños ya tienen valor por sí mismos.
“A la sociedad la niñez le importa por lo que puede ser, no por lo que son, y eso es terrible”, lamentó.
“Por esta situación la niñez es una cosa adosada al adulto, es algo en proceso de ser adulto y esa idea ha hecho cosas terribles con los niños, entre ellas en el arte, no se piensa que el niño necesita acceso al arte y es cuando más acceso necesita y uno de alta calidad”.
En este sentido, la titiritera también agregó que una de las barreras para que la niñez acceda al arte es que dependen de los adultos para que asistan.
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Tras la pandemia, urge el consumo de arte
La pareja de titiriteros ve en el arte un medio para que la niñez supere los efectos emocionales que dejó el confinamiento derivado de la emergencia sanitaria por Covid-19.
Se destaca que ambos, también gestores culturales, llevaron a cabo el proyecto cajas misteriosas, “6 Lenguas, 6 Mundos”, que el año pasado recorrió los 84 municipios para contar historias en lenguas originarias de Hidalgo.
“Los niños necesitan el arte, necesitan desarrollar esa empatía que perdieron en la pandemia, porque no había un contacto social”, expresó Lourdes.
Para Jorge Vega es importante tener en cuenta que la interacción social no se dio en muchos niños que cursaron la secundaria, el preescolar completo o la mitad de la primaria.
“Ese cambio que tienen los adolescentes al entrar a la prepa no lo vivieron porque les faltó interacción”, dijo.
Y en ese sentido, el actor de teatro guiñol argumentó que “los títeres y el arte en general lo que nos permiten es alfabetizar las emociones, por lo que urge que la niñez consuma arte”.
“El arte nos ayuda a entendernos, cuando yo veo en el personaje lo que está viviendo yo me pongo en esos zapatos y entonces entiendo qué es lo que estoy sintiendo, me lo explica el personaje a través de cómo siente y cómo reacciona, por eso urge el arte”.
Tradición y tecnología
Por otra parte, luego de la crisis que enfrentaron las artes escénicas en la pandemia, el teatro guiñol también se ha transformado para adaptarse a las nuevas generaciones e incorporar elementos tecnológicos en el espectáculo, sin dejar a un lado la tradición.
Además de buscar temáticas en las obras acordes a los tiempos, en Ars Vita dos jóvenes buscan alternativas para mantener vigente a la compañía: Yeimi Meneses, como artista visual, y Emmanuel Vega Miramontes, quien trabaja en la primera experiencia de arte sonoro en títeres.
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