DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

La maquinaria que hemos adquirido  

Después de la Elección viene la calma, y como en las tormentas o los huracanes, estamos al centro de lo que ocurrirá. En el iris de este ojo, brillando como un diamante, se centra la esperanza de que un cambio ocurra. Hace a penas una semana, la materialización de un deseo se testificó en las urnas. Hoy, el proceso normal de los tiempos electorales legales habrán de confirmarlo. Sin embargo, a partir de mañana lunes, lo que vendrá, tendrá que estar sentado en la razón.  

“Me siento tan aislado que puedo palpar la distancia entre mí y mi presencia”, escribió Fernando Pessoa, y eso es quizá lo que no puede permitirse el movimiento que logró lo históricamente imposible: que el destino de Hidalgo vaya a ser conducido por una ideología diferente a la del Partido Revolucionario Institucional. Las expectativas son demasiadas, el listón de la esperanza está en la estratósfera, a él, a la ilusión del cambio verdadero deberán de responder las siguientes acciones.  

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Tenemos que estar ciertos en algo: la maquinaria que hemos adquirido con nuestro voto, necesita de todas las piezas que la componen para poder funcionar. Mejorarla, transformarla y llevarla al siglo XXI, sólo será posible si reemplazamos las piezas que el desgaste de los años y el mal uso de ellas lograron hasta dejar la descomposición a la que nos enfrentemos; para cambiarla no podemos usar sucedáneos, diletantes o piezas de mala calidad, se necesitan los mejores materiales y la mejor conducción.  

Lo que está ahora sobre la mesa es la posibilidad infinita de hacer que la voz de las personas que creyeron en esta nueva visión de Estado sea posible. Por eso es importante que quienes se conviertan en partícipes de la toma de decisiones mantengan los pies en el piso y estén centrados en su realidad: hacer las cosas de manera diferente. Y esto implica hacerlo en todos los sentidos: con una planeación estratégica; con el empoderamiento que les ha dado la ciudadanía en los diálogos que abrieron y que tendrán que seguir permanentemente; con la evaluación y afirmación de lo que si funciona y la prospectiva del cambio de lo que no; con la convicción de caminar en la línea recta de la transparencia y combatiendo la corrupción. 

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Con el mismo morbo e ímpetu que compartimos y cuestionamos las listas de posibles funcionarios, con ese mismo ánimo tendremos que participar cuando llegue el momento de pedir cuentas y ayudar a hacer gobierno. Creo que el clamor de la gente está marcando la pauta: trabajar en una democracia participativa, cumplir con nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos, a favor de la colectividad y no de los ideales personales. Para lograr que Hidalgo cambie y sea potencia, no hay otra posibilidad más que la suma de voluntades.