Un niño es inspiración, amor, espontaneidad, transparencia y un cúmulo de hermosos sentimientos que despiertan con su sola presencia.
Recuerdo desde niña escuchar la radio, mi mamá sintonizaba la XENQ de Tulancingo “La voz de la provincia desde la provincia”, que a la fecha transmite uno de sus programas estelares, Campeones del Futuro, emisión que todas las mañanas nos despertaba a mis hermanos y a mi con música infantil, cuentos, poesía y por supuesto que nos hacía el día cuando la locutora nos mandaba saludos.
Les reseño todo esto porque particularmente disfrutaba cuando transmitían el cuento de El gallo Quirico y el poema ¿Qué es un niño? en voz de Enrique Rambal, con este último, volaba mi imaginación al escuchar: “Un niño es la verdad con la cara sucia, la sabiduría con el pelo desgreñado, la esperanza del futuro con una rana en el bolsillo”, y yo revisaba mis propios bolsillos.
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Los niños de ahora sintonizan señales abiertas y también la radio digital, ya pertenecen a una generación innata en la tecnología, que incluso los coloca en ventaja sobre sus padres, son críticos, aguerridos y están familiarizados con modelos de aprendizaje que les demanda desarrollo de habilidades, destrezas y conocimientos para competir en un ámbito globalizado.
Es muy común escuchar que los niños de hoy son muy despiertos, dinámicos, que se interrelacionan como peces en el agua con niños más pequeños, pero también con los de mayor edad y los adultos, que tienen acceso a mucha información y un sinfín de cosas que los hacen ser jueces calificados en las dimensiones de su edad.
Cuando hablamos de infancia inferimos felicidad, despreocupación, juego, risas y completa atención por parte de los padres, pero no siempre es así, hay quienes desafortunadamente cursan una infancia marcada por el desamor, trabajo infantil, violencia, abuso sexual y ausencia de padres o tutores que oscurece esta etapa, una de las más importantes en la vida, donde se define la personalidad, el carácter y en gran medida determina el futuro.
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Ahora que los menores regresan parcialmente a las aulas, recuperan poco a poco su ambiente escolar, a propósito del Día del Niño, en las instituciones hubo festejos y actividades de esparcimiento, pero también con esta conmemoración se debe reafirmar que los niños son el grupo más vulnerable de una comunidad y por tanto es responsabilidad de todos cuidar y preservar sus derechos como salud, educación y protección para garantizar su bienestar, la escuela debe ser un lugar seguro para ellos.
Además de presumir fotos de cuando éramos niños y de nuestros niños en redes sociales, que este Día del Niño y de la Niña como ahora es conocido, nos lleve al festejo y a la reflexión, los niños no son el futuro, son el presente y viven, participan, sienten y toman decisiones.
Que este 30 de abril sea una oportunidad más para reivindicarnos sobre sus derechos, de contribuir a la generación de acciones permanentes para el reconocimiento pleno de los mismos, es menester trabajar como sociedad, para que nuestros niños puedan vivir como lo que son, que puedan ser felices y tener un entorno seguro, nos toca a todos.
Me despido parafraseando de nuevo la magistral interpretación de Rambal: “Un niño tiene el apetito de un caballo, la digestión de un traga espadas, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la timidez de una violeta, la audacia de una trampa de acero y el entusiasmo de una chinampina”.
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