Han pasado 223 días desde el 7 de octubre de 2023. Nadie imaginaba que ese día se iniciaría uno de los momentos más horrorosos de la historia.
Durante 223 días hemos sido testigos del genocidio del pueblo palestino. No hay día sin bombardeos, sin videos de las ciudades destruidas, de niñes y personas en estado de shock, de centanares de cuerpos de civiles que no tenian culpa.
En 223 días hemos como la población exige a sus autoridades que hagan algo para parar el exterminio palestino que Netanyahu y compañía han orquestado sin un mínimo de compasión. Estudiantes peleando, personas tratando de impulsar el boycott a grandes empresas, personas reventando presentaciones, conferencias, un par de celebridades manifestando, algunas abiertamente otras más discretas, que es necesario un alto al fuego porque este conflicto nunca ha sido una guerra, sino una cruel venganza de un grupo de personas que, basadas en su religión y olvidando lo que sus ancestros vivieron en los campos de concentración, repiten todos los días esa crueldad.
A estas alturas, la sensación de desolación y frustración es el pan de todos los días. Mientras que a nivel internacional, quienes podrían hacer algo, se quedan de brazos cruzados.
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Estamos en un momento crítico global. Hay guerras en distintas partes del mundo, genocidios en África y Palestina, violencia de grupos organizados en América Latina, asesinatos de grupos de personas que defienden sus territorios, hambruna, enfermedades y los efectos del calentamiento global se muestran cada vez más fuerte y con todo eso, como humanos, como personas somos incapaces de detenernos y darnos cuenta que la tierra, en ruinas, nos exige parar con la violencia que el capitalismo gore, como lo llama Sayak Valencia, replica todos los días.
¿Qué tiene que pasar en Palestina para que el genocidio que está haciendo Israel termine?