Garlito
La tarde-noche del 13 de septiembre de 1968, el Comité Nacional de Huelga convocó a la sociedad mexicana a la Marcha del Silencio, manifestación popular estudiantil ciudadana. El objetivo era protestar sin un solo grito contra el gobierno represor. Esta manifestación callejera se convirtió en un ícono rebelde; años después llegaron otras manifestaciones, éstas ruidosas, pintarrajeando todo a su paso, el pueblo, unido, jamás será…; ahora, las exigencias dejadas en el mobiliario urbano y monumentos históricos; en los tres ejemplos los reclamos son justos, pero los efectos diferentes.
Manifestación
Las manifestaciones masivas son tan viejas como la sociedad moderna. Inician en los primeros años del siglo XIX tanto en Europa como en Estados Unidos. En tanto que en América eran para hacerse presentes en el colectivo social y así sus peticiones, necesidades y etnias fueran consideradas por las nuevas autoridades; en Europa, las manifestaciones son de protesta. Francia, Alemania e Inglaterra son los países donde la protesta de trabajadores, obreros y campesinos ofrecen espacio a todos los pequeñoburgueses, también afectado por las dictaduras e imperios; las manifestaciones callejeras son indispensables en la transformación social, pese a que no todas son necesarias.
En nuestro país, la manifestación originalmente era de apoyo sumiso al régimen, luego en contra de este y sus abusos. La reivindicación de los derechos humanos, de la diversidad y de justicia son acogidos por los manifestantes que encuentran en la vía pública y en la indiferencia social el pretexto para dañar aquello que no causa daño, pero representa subjetivos valores o desvalores de una sociedad caduca, pero que no recibe mucho de los manifestantes.
Este puño si…
La marcha del 13 de septiembre del ´68 dejó claro: el silencio es más fuerte que los gritos de represión de un gobierno asesino. Su enseñanza, la fuerza de la unión ciudadana, quizá sin muchos argumentos que su vida misma y el silencio, como desprecio a autoridades impopulares; los movimientos políticos proletarios y su Zapata vive, la lucha… dejan a la sociedad que aún hay viejísimos rezagos sin atender e ideologías no satisfechas; las protestas callejeras de defensores de derechos y feministas, dejan la falta de respeto que tienen a las otras víctimas de la sociedad, muestran su intransigencia e ignorancia, dejan a su paso desilusión, tristeza, por desaprovechar su oportunidad de contribuir a la democracia y prefieren las violentadas, violentar al régimen machista; en el anonimato de las hordas, encapuchadas y sin un discurso oficial, bien parecen linchadoras más que víctimas.
#QuédateEnCasa
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