Conoció los dos mundos de un mismo país: Estados Unidos. Primero viajó como inmigrante ilegal con mucho esfuerzo y carencias económicas; en su segunda incursión, formó parte de un intercambio académico lleno de oportunidades.
Las dos formas de viajar a EEUU, sin embargo, fueron un reto para David por su espíritu de superación. “Con sueños, sueños que pueden alcanzarse”, refiere.
Entre uno y otro viaje hubo dos años de diferencia. Sin duda, ambas experiencias fueron de crecimiento. El primero lo considera de crecimiento económico, necesario para seguir estudiando, el segundo representó una evolución a nivel profesional.
Estudia el último semestre de la licenciatura en Administración de Empresas en el Tec de Monterrey, tiene 25 años, atiende los negocios de la familia, da clases de computación e inglés los fines de semana y, entre semana hace cualquier actividad que le permita sobrevivir, dice.
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Un día del 2006, sin que él hubiera buscado la oportunidad, en su escuela le ofrecieron realizar un intercambio al extranjero, a la Universidad de Mississipi. De inmediato contestó que su situación económica no se lo permitía, además carecía de visa.
A pesar de eso, le insistieron por su buen promedio y su apego a los estudios. Llenó la solicitud y dejó el resto a la suerte. Un mes después le pidieron arreglar su pasaporte y pagar su solicitud de visa, luego de lo cual le dieron fecha para su entrevista en la Embajada de Estados Unidos.
Volvió a correr con suerte, no le revisaron ningún documento y le entregaron la visa tres días después. Recibir el documento fue el primer motivo de satisfacción, entonces pensó “Ahora sí, ya la tengo”.
En mayo del 2006 salieron 15 estudiantes y un asesor hacia la Universidad de Mississipi, en Oxford. Varios visitaron estados como Texas, Arkansas, Virginia y Washington. Experiencia totalmente diferente a la del primer viaje, cuando se dedicó a trabajar únicamente.
Acudió, junto con el grupo a varias universidades; estudiaron negociaciones internacionales, panorama económico y desarrollo de habilidades, por cinco semanas.
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Conoció EEUU de otra manera, antes fue sólo trabajo, esfuerzo y carencias económicas. El segundo viaje fue diferente, fue el mundo académico, de intercambio de ideas, acudir a centros comerciales, universidades, todas con instalaciones impresionantes.
Solamente algunos compañeros sabían que habían ido a EEUU, y un de ellos le pedía que se comunicara a nombre de todos en inglés, ya que había tenido esa experiencia y sabía cómo hacerlo.
Considera que la situación está muy complicada y, por lo tanto, no puede quedarse así, como si nada, sin deseos de progresar, como muchos chavos que sólo ven pasar la vida.
Al terminar el intercambio académico presentó, frente a las autoridades de la Universidad de Mississipi y del Tec, una bitácora con la experiencia acumulada, temas de cultura estadounidense, la situación económica y otros.
Definitivamente el panorama había cambiado para él. Estaban cumpliéndose sus sueños, ahora podía alcanzarlos.
Lo cierto es que… buscar oportunidades aquí o allá se ve todos los días, el punto es lograr un paso a la vez, el sueño de los migrantes que acuden a cualquier otra ciudad, a cualquier otro país.
Twitter@AidaSuarezCh