De acuerdo con el último censo de población y vivienda del INEGI, el porcentaje de las viviendas particulares habitadas que disponen de un automóvil o camioneta como medio de transporte en Hidalgo es del 44.3 por ciento, mientras que en el municipio de Pachuca el 56.3 porciento de las viviendas cuentan con un vehículo motorizado.
Estos indicadores, nos demuestran dos cosas: Primero, sin duda la economía del Estado nos refleja que las familias hidalguenses han mejorado su situación económica y están adquiriendo vehículos particulares para utilizarlo como medio de transporte, que se refleja en el parque vehicular que tiene el estado y que a aumentado considerablemente en los últimos años.
Segundo, la creación de infraestructura para vehículos motorizados (ampliación de carriles para automóviles, pasos a desnivel, puentes, entre otros.) promueve a que más personas cuenten en su vivienda con al menos un carro para ser utilizado como medio de transporte.
Por lo que debemos preguntarnos lo siguiente: ¿Los hidalguenses estamos adquiriendo automóviles por necesidad?; ¿Sigue predominando entre la mayoría de las personas, aspirar a contar con un vehículo motorizado?; ¿Queremos que el futuro de nuestras ciudades se centre en infraestructura para el automóvil?
Como hidalguenses no tenemos definido que tipo de ciudad queremos construir para las próximas generaciones y buscamos soluciones inmediatas a problemas tan complejos, imitando patrones de movilidad inaccesibles, excluyentes, inseguros y poco sustentables con el medio ambiente, tratando de simular que el progreso de una ciudad depende de la infraestructura urbana que se cuente y no en la calidad de los servicios y espacios públicos que la ciudad pueda proveer.
Esta falta de claridad y visión de ciudad en la que queremos habitar nos limita en una cultura de movilidad acomplejada y conformista que no quiere ser empático con personas que no tienen la misma posibilidad de acceder o no quieren contar con un vehículo particular, dividiendo y poniendo etiquetas a las personas por su condición económica y social en la que vive.
Hoy el Estado enfrenta grandes retos en la materia y tenemos la oportunidad de redefinir como nos gustaría vivir en los próximos años, una ciudad en la que su principal medio de transporte sea el automóvil o bien una ciudad donde se tenga alternativas de desplazamiento.
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