Valerio Ávila, de garrotero a dueño de su restaurante

Valerio Ávila, cocinero profesional y propietario del restaurante Erizo. Cocina de mar, desde hace dos años y medio, confesó que “siempre he sido bien tragón, me gusta comer bien, y no me refiero a comida cara, sino todo lo contrario. Me gusta una salsita en su molcajete, un huevo revuelto, comida casera, una sopita de verduras, debe estar la sazón a punto, eso es lo importante”.

De 33 años, el chef reconoce que no ha sido nada fácil. “Todos soñamos con tener un negocio propio, siempre tuve la visión de tener un restaurante, siempre fue mi sueño, aunque me hubiera gustado tenerlo antes”.

Foto: Carlos Sevilla

En octubre de hace 15 años empezó su carrera. “Siempre me llamó la atención el servicio, desde cómo se pone una mesa, cómo se agarra una copa, cómo se corta la carne, hasta que fui a pedir trabajo a un restaurante como ayudante de mesero.

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“Aprendí mucho del servicio, que es parte fundamental en el área gastronómica. Fui garrotero, estuve un poco en el área de bebidas y después entré a la cocina de lavaloza, luego ascendí como ayudante de cocina, auxiliar de desayunos y de ahí partí hasta donde ahora estoy”,

compartió.

Aunque a su mamá no le gusta cocinar, lo hace muy bien, por lo tanto, heredó ese talento.

“Nos daba unas buenas porciones de verdura desde chiquitos, siempre nos alimentó bien y sabroso”,

dijo.

El también futbolista aficionado y seguidor de los Tuzos del Pachuca estudió un diplomado en el 2008, con el cual comenzó su carrera más en forma y aprendió cuestiones administrativas, clave en este negocio.

Foto: Carlos Sevilla

Agradeció tener salud -debido a la pandemia- y, aunque sigue siendo un periodo difícil en cuestiones laborales, se mantiene a flote.

“Tuvimos meses muy complicados. Mi socio lleva la administración y fue el encargado, ha sabido hacerlo bastante bien. Así logramos mantenernos. Ahí la llevamos, a paso firme. Por otro lado, también nos convino, ya que la gente pedía servicios a domicilio y eso nos mantuvo ocupados”.

Ávila compartió que cuenta con otro proyecto donde enseñan a la gente que le gusta cocinar.

“Kali es una iniciativa donde asiste todo aquel que quiera aprender métodos y que realmente le apasione la cocina. Pueden aprender técnicas de gastronomía en vinos, mixología, de bebidas y alimentos.

Estresado por querer hacer las cosas bien, admite ser feliz y afortunado por tener a toda su familia.

Foto: Carlos Sevilla

“A mis padres, esposa e hijo, quien ha sido el mejor regalo que me ha dado la vida. Disfruto hacer lo que hago, salir a caminar, escuchar música; jugaba futbol, pero ahora me encanta el beisbol. Igual disfruto mucho de comer. Hagas lo que hagas lo tienes que disfrutar”.

“Erizo” abre a la una de la tarde y cierra a las seis, entre semana. Sábado y domingo concluye labores a las 7 de la noche, lunes descansan. 

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“Visítennos en Erizo. Quien no lo ha probado, vengan a disfrutar de los platillos que ofrecemos. Decidimos enfocarnos en un solo segmento, lo cual es una idea ganadora, brindando un excelente servicio, además de precios accesibles.

“Siempre hay que estar agradecido con lo que uno tiene y espero poder tener la oportunidad para un siguiente proyecto y ofrecerle a los pachuqueños la calidad que merecemos”.

Foto: Carlos Sevilla

“Hagas lo que hagas lo tienes que disfrutar”

VALERIO ÁVILA

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