“Que podamos ver más allá del comercio, de que si perdemos o ganamos unos cuantos pesos”, eso fue lo que dijo el presidente municipal de Mineral de la Reforma al anunciar las nuevas restricciones a las empresas en Pachuca y Mineral de la Reforma, esta frase dice mucho de la manera de pensar del gobernante frente a la pandemia.
Imaginen un restaurante, hasta hace unos meses ese restaurante estaba cerrado, conforme se fueron quitando las restricciones por fin pudo abrir, ese restaurante después de año y medio de pandemia logró tener las suficientes ventas para cubrir todos sus costos y con suerte empezar a pagar deudas, por fin el restaurante estaba en números negros. Hoy ese restaurante dejará de ganar “unos cuantos pesos” y regresará, una vez más, a números rojos, tal vez sobreviva, pero tal vez no. Este ya es un problema, durante la pandemia se han destruido una cantidad enorme de empresas y muchas de las que han logrado sobrevivir están en una situación vulnerable. Una empresa menos implica menos empleos, menos personas con trabajo implica más pobreza. Esto debería de preocupar mucho a los gobernantes, Coneval acaba de dar un dato escalofriante, en junio casi la mitad de las personas que viven en las ciudades mexicanas no pudieron comprar una canasta básica con su salario, es decir, se encontraban en pobreza laboral.
Pero veamos el recorrido de esos “cuantos pesos”. El restaurantero va a obtener algunos pesos menos, si eso no lo hace quebrar, tendrá entonces menos ingresos, menos ingresos implican menos consumo. Así, el restaurantero irá con el carnicero y le comprará menos carne, ahora el carnicero tendrá algunos pesos menos, si el carnicero tiene la suerte de seguir abriendo, al otro día irá con el abarrotero y le comprará menos arroz, ahora el abarrotero tendrá unos pesos menos, si el abarrotero tiene suerte y puede seguir abriendo, irá a la panadería y comprará menos pan, ahora el panadero tendrá unos pesos menos, si se dan cuenta, unos pesos menos implica unos pesos menos para todos, al multiplicar eso por millones de transacciones comerciales, lo que tenemos al final es que todos somos más pobres que antes, para el que tiene mucho no hará la diferencia ser un poco más pobre hoy que ayer pero para el que no tiene casi nada la situación es diferente, para el pobre “unos cuántos pesos” pueden hacer la diferencia entre comer hoy o no.
Por eso importa pensar bien lo que se va a hacer, usar la ciencia, actualizar información y aprender de las experiencias exitosas. No se puede ver la pandemia con los mismos ojos de hace año y medio, muchas cosas han cambiado, por ejemplo, hoy hay una vacuna. La vacunación debería de ser el arma más importante contra la pandemia y no parece que lo sea, los alcaldes de las ciudades hidalguenses más pobladas así como el gobierno estatal deberían de haberle exigido desde hace meses al gobierno federal acelerar la vacunación, sobre todo antes de que regrese el frío, lo que se está viendo en países en donde mucha gente está vacunada completamente es que si bien los casos aumentan, las hospitalizaciones y muertes no lo hacen en la misma proporción que antes de la vacunación.
Ya basta de que los gobernantes nos estén pasando los mayores costos a los ciudadanos, durante la pandemia nos han quitado derechos, nos han subyugado y destrozado anímicamente y ahora nos piden todavía más esfuerzo cuando no se les ve haciendo lo mismo. Tantas cosas que pueden hacer para bajar casos antes que cerrar, el virus no se va a ir, se va a quedar para siempre, y no podemos estar deteniendo la economía y creando más pobreza, si no te mueres del coronavirus te mueres de hambre, vaya opciones para muchos.
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