“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes”.
Pedro 3:8
Es probable que después de casi dos años de pandemia, este cierre de 2021 sea necesario reformular la manera en la que hemos actuado y preguntarnos, ¿cuál es la verdadera esencia de la Navidad?, ¿por qué se ha convertido en una celebración significativa?, ¿qué debemos recordar en estas fechas?, ¿cuáles son las enseñanzas de este año?, las respuestas a las preguntas planteadas no son, ni serán sencillas, pero esta Navidad tiene que instarnos a ser más reflexivos y solidarios.
En tiempos difíciles como los que hemos enfrentado no olvidemos las palabras del Papa San Juan Pablo II, porque hoy, “nos toca a nosotros recurrir a la fuerza de su amor victorioso, haciendo nuestra su lógica de servicio y humildad. Cada uno de nosotros está llamado a vencer con Él “el misterio de la iniquidad”, haciéndose testigo de la solidaridad y constructor de la paz”.
Con el tiempo esta conmemoración se ha transformado en un momento previsto por personas de todas las edades; las niñas y niños esperan ansiosos las posadas, los regalos y la visita de familiares, los jóvenes suelen usar el tiempo para reencontrarse con amigos y seres queridos de los que la rapidez de la vida los ha alejado, y los adultos anhelamos la convivencia familiar, el calor de hogar y el recuento de las vivencias pasadas.
La época nos insta a que por un momento las molestias, las desavenencias, los conflictos, incluso el odio y el resentimiento queden relegados a segundo plano y que se dé paso a las reuniones en armonía, paz, reconciliación y perdón.
Es indiscutible que atravesamos aún por momentos económicos, políticos, y sociales, complicados, el incremento de la violencia familiar, los homicidios e incluso los secuestros han aumentado considerablemente, hoy nos enfrentamos a comunidades mucho más enojadas con las instituciones, que muestran su inconformidad con agresiones y su encono a través de resentimiento. Sin embargo y a pesar de la difícil situación que enfrentamos esta Navidad debe continuar siendo un momento significativo, debe llamarnos a hacer un alto para reflexionar y autoevaluarnos, para alimentar el espíritu y fijar nuevas metas.
Durante años he estado convencido que el cambio profundo viene de un análisis minucioso de nuestra propia realidad, pero sobre todo, de la evaluación de los paradigmas y esquemas con los que abordamos las situaciones cotidianas y los problemas graves; porque solo así seremos capaces de resignificar nuestras creencias y ser empáticos con el prójimo.
Es por ello que hoy los insto a que rescatemos valores como el respeto, la bondad y la humildad, que tanta falta hacen en un mundo cada vez más volátil e inconstante; acerquémonos a quién nos necesita, ocupemos estas fechas no sólo para dejar de lado el resentimiento, el odio y el rencor, llevemos a cabo los cinco compromisos a los que nos llamó Su Santidad el Papa Francisco, para celebrar más cerca de Jesús esta Navidad: “1. Llamar por teléfono a una persona que está sola, 2. Visitar a un anciano o a un enfermo, 3. Hacer algo para servir a un pobre, a un necesitado, 4. Pedir perdón, perdonar, aclarar cualquier conflicto o saldar una deuda y 5. Retomar la oración y acercarse al perdón del Señor”.
Deseo que esta conmemoración sirva para comprometernos a crecer espiritualmente, retomar compromisos omitidos, y convertirnos en aquellos adultos que anhelábamos ser cuando pequeños.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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