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Una manera diferente

Para Antonio Luis Terrones, docente e investigador de la Escuela de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, “Los rápidos avances en el campo de la inteligencia artificial (IA) en las últimas décadas ponen de relieve la necesidad de incorporar criterios éticos de responsabilidad. Esa incorporación permitirá el planteamiento de una inteligencia artificial responsable (IAR) que tendrá que fundamentarse en la formulación de un nuevo humanismo. Se entiende que a partir de un humanismo tecnológico se podría impulsar la IAR en el contexto tecnológico actual”.

Los desafíos de la IA imponen el imperativo de plantear un humanismo de este tipo que asuma un compromiso con miras al futuro. En ese sentido, el humanismo tecnológico representa la exigencia de un tiempo de desafíos tecnológicos y a la vez una premisa ineludible en el planteamiento de la IAR. Es una premisa para la responsabilidad ante un tiempo de exigencias que no se pueden esquivar. Los importantes y profundos avances que ha experimentado el campo de la tecnología nos sitúan frente a un escenario novedoso para la humanidad que demanda una nueva contextualización del humanismo. Terrones abunda al respecto al mencionar que “a la vez, este humanismo tecnológico es crítico porque es conocedor del límite y de su condición condicionada, es decir, de su posición de carestía que la invita a imaginar lo que puede ser y hasta dónde puede llegar. Esta invitación permite entender que los límites no se encuentran situados en un plano negativo, sino más bien como un avistamiento del lado positivo de la tecnología como espacio desde el que hacer posible el florecimiento humano y un nuevo modo de obrar humano”.

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Estas aseveraciones las encuentro íntimamente ligadas al numeral 3 del inciso 1. Derechos de Libertad, de la Carta de Derechos Digitales de España, el cual estipula que “se promoverá que en los procesos de transformación digital, el desarrollo y el uso de la tecnología digital, así como cualquier proceso de investigación científica y técnica relacionado con ellos o que los utilice instrumentalmente, se tenga presente la exigencia de garantizar la dignidad humana, los derechos fundamentales, la no discriminación, el libre desarrollo de la personalidad y orientarse al logro del bien común”.

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Si lo observamos, en ambos casos, lo que pervive es una idea, o la necesidad del desarrollo de una idea que garantice la utilización de nuestra realidad de un mundo digital por debajo de la responsabilidad del ser humano de su actuar cotidiano y su pensamiento. Es decir, que, así como sucede con el ChatGPT donde es necesario el criterio del ser humano para el disfrute de los avances tecnológicos.

El libre albedrio, la conciencia en sí, es lo que aún nos hace diferentes de las máquinas que nosotros mismos construimos. Desde su aparición en la tierra, el ser humano ha trabajado para modificar su entorno y hacer que las cosas sean más sencillas, no veo porque ahora tendría que ser de una manera diferente.