La Inteligencia Artificial Generativa (IAGen) es aquella que posee la capacidad de crear contenidos a partir de las indicaciones del usuario, puede generar textos, imágenes, videos y mucho más, un ejemplo muy ilustrativo es el Chat GPT.
Sin duda la reducción de procesos operativos y ahorro de tiempo, es una de tantísimas ventajas de esta tecnología, pero desafortunadamente también puede utilizarse con fines perjudiciales como imágenes falsas de personas reales para causar un perjuicio, discursos de odio o campañas de falsa información; también es latente causar riesgos legales y de seguridad cuando se ingresan datos confidenciales en aplicaciones sin protección, además la trasgresión a los derechos de autor es algo recurrente, y la lista es larga.
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Si bien la IAGen se utiliza en numerosos ámbitos, específicamente en educación e investigación existe una guía para su uso propuesta por la UNESCO, cuyo objetivo es apoyar a los países en la implementación de acciones inmediatas, la planificación de políticas a largo plazo y el desarrollo de capacidades humanas para garantizar una visión de estas nuevas tecnologías centradas en el ser humano.
La velocidad con que surgen nuevas tecnologías y se superan las ya existentes, provoca que se rebase la capacidad de adaptación de los marcos regulatorios de los países.
Para conducir un uso adecuado de IAGen en la educación y la investigación, la UNESCO propone un enfoque humano-agente para los procesos de validación ética y diseño pedagógico que de manera general analiza qué es la IAGen y cómo funciona, presenta las diversas tecnologías y modelos disponibles.
Dicho por la propia organización, identifica una serie de cuestiones éticas y políticas controversiales en torno tanto a la IA en general como a la IAGen en particular, a la vez que analiza los pasos y los elementos clave que deben examinarse para regular la IAGen desde un enfoque centrado en el ser humano, que garantice un uso ético, seguro, equitativo y significativo.
Esta guía, propone medidas que pueden tomarse para desarrollar marcos políticos coherentes e integrales para regular el uso de la IAGen en la educación y la investigación; igualmente examina las posibilidades de utilizar creativamente la IAGen en el diseño curricular, la enseñanza, el aprendizaje y las actividades de investigación.
Finalmente, el organismo internacional concluye el planteamiento con consideraciones en torno a las implicancias a largo plazo de la IAGen para la educación y la investigación.
El muy asequible tener acceso a la guía para el uso de la inteligencia artificial generativa para educación e investigación, en la página web oficial de la UNESCO aparece completa y también un apartado de antecedentes y consideraciones que puede hacer más eficaz su implementación.
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