CESAR G

Un nuevo cierre de negocios en Hidalgo

Al inicio, cuando apareció el Covid-19 en nuestras vidas, la primera reacción de los gobiernos en el mundo fue cerrar las actividades y confinar a la población; cuando no conoces contra lo que te estás enfrentando suena lógico usar el arma que mejor ha funcionado en la historia de las pandemias: el distanciamiento social.

Algunos meses después, gracias a la ciencia, el ser humano aprendió mucho sobre el nuevo coronavirus, aprendió a combatir contagios, conoció sus formas de transmisión y aprendió, bajo ciertas reglas, a continuar con su vida.

Mientras esto ocurría, se aprendieron cosas interesantes dentro del terreno de la economía. Se encontró, por ejemplo, que contrario a lo que se pensaba, no hay que escoger entre la salud o la economía, de hecho hay una relación muy estrecha entre ambas al grado de ser complementarias.

Varios estudios han encontrado que hay una relación positiva entre el resultado en el combate al Covid-19 y el desempeño económico de los países. Aquellos países que lograron reducir de forma significativa los contagios y  muertes vieron caer menos su economía mientras que aquellos países, como el nuestro, en donde se fracasó en controlar al Covid-19 tuvieron un desempeño económico peor.

Otra cosa interesante que se aprendió es que los confinamientos no eran la causa única de la caída de la economía, el miedo al virus era también un elemento importante. Las economías de los países en donde se tuvieron confinamientos más estrictos no tuvieron caídas mucho más fuertes que los países que tuvieron confinamientos menos estrictos. En los lugares en donde se logró que la gente se sintiera más segura al salir fue en donde se recuperó más rápido la actividad económica.

Pero hay otro elemento importante que conocimos: la importancia del tejido empresarial. Se aprendió que dependiendo de la cantidad de empresas que se destruyen es la dificultad para conseguir un trabajo mañana. Esto es importante en un contexto de pérdida masiva de empleo.

Pero en México en general y en Hidalgo en particular parece que no aprendimos nada de lo sucedido meses atrás, México no sólo no ha podido controlar la epidemia sino que además es uno de los pocos países en el mundo que casi no ha gastado dinero en ayudar a las empresas.

En Hidalgo, a pesar de que entre mayo del 2019 y septiembre de 2020 desaparecieron el 23 por ciento de los negocios (casi uno de cada cuatro ya no existen), a pesar de que en 2020 se perdieron el 4 por ciento de los empleos formales, se decidió volver a cerrar empresas “no esenciales”. No sólo es que las hayan hecho cerrar, es que además no se les está otorgando ninguna ayuda económica o fiscal mientras los gastos, los impuestos y la seguridad social se tiene que seguir pagando. 

Un caso aparte es el de la industria de alimentos y bebidas, que es una de las industrias que peor la están pasando, ellos han estado entre cierres y limitaciones ya 10 meses, solos, prácticamente abandonados, de ahí que se entienda su desesperación y su protesta. Si el gobierno quiere cerrar negocios, adelante, pero que no pase todo el costo a los ciudadanos, que se haga responsable y que haga algo para mantener las empresas a flote. Si el gobierno quiere mejorar la economía, tiene que combatir los contagios o vacunar muy rápido. De no hacer nada diferente a lo que ha venido haciendo, el resultado va a ser la muerte de muchas empresas, la desaparición de miles de empleos y una crisis económica larga la cual generará más pobreza con todo lo malo que viene con ella.


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