Un día relativamente normal se vivió en las inmediaciones de la Basílica menor de Santa María de Guadalupe “La Villita”, salvo por la colocación de vallas de color negro, para impedir la llegada de peregrinaciones y controlar el acceso de feligreses.
Apenas un par de patrullas de la policía municipal resguardaban los dos accesos, tanto en la avenida Juárez como en la calle de Cuauhtémoc, con un operativo que iba de lo más tranquilo.
El oficial Fernando de la Cruz refirió que durante el día no habían llegado peregrinaciones, ni tampoco había puestos ni mucho menos “toreros”. En las cercanías solamente estaba una mujer que bordaba manteles y hasta la esquina de 12 de octubre dos vendedores que ya habituan estar ahí, uno de gafas y otro de cubrebocas.
De la Cruz dijo que la mañana había estado muy tranquila y solamente entraban a la iglesia pocos fieles, “el sacristán dijo que sí podían pasar pero allá adentro los están controlando”.
A las 4 de la tarde se cerraba la iglesia, para reabrir una hora después para la misa de las 5 de la tarde.
“Ahorita pueden entrar y dejar sus flores, sus veladoras, pero para ingresar adentro están controlando también”, dijo el oficial.
De la Cruz explicó que si llegaba alguna peregrinación, tenía la instrucción de pedir apoyo por radio para evitar que ingresaran en grupo al templo.
Afuera de La Villita había a un costado una gran lona de color azul donde se invitaba a los fieles a evitar aglomeraciones al interior de la iglesia, seguir las celebraciones a través de Internet, suspender peregrinaciones y a realizar homenajes a la Virgen de Guadalupe desde sus comunidades.
En la parte trasera, dos oficiales daban indicaciones a las personas para que no ingresaran.
Al interior de la iglesia, se notaba una estricta disposición en las bancas con cinta amarilla para separar y tener la sana distancia, la cual se había reforzado.
Y en efecto, adentro pocos fieles a cuentagotas y de forma individual, quienes rezaban muy separados unos de otros, y dejaban flores, muy pocas veladoras, en la imagen que estaba a un costado del altar, cerca del confesionario, donde se notaban muchas rosas rojas.
En la parte de atrás, las secretarías señalaban que no habían tenido ningún problema hasta el momento y que los fieles habían acatado las indicaciones. Ni siquiera se habían enterado que un día antes sí había llegado una peregrinación pero encontraron las puertas de la iglesia cerrada.
La Villita reiteró las disposiciones de acceso controlado y restringido, uso de cubrebocas obligatorio, gel antibacterial, toma de temperatura y sólo el 20 por ciento de ocupación para las misas de este sábado.
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