DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

Tizayuca: epicentro de la poética del mundo

Jorge Contreras es el tataranieto putativo de Ignacio Rodríguez Galván. Ambos poetas comparten el espíritu del viajero, el amor por cuba, la idea de la disidencia centrada en las palabras, el amor a la poesía. Ambos poetas tienen su ombligo enterrado en Tizayuca. Ambos poetas tienen un tinte de misticismo y malditismo. Son unos románticos.

Apelo ahora a la relación que Mireya Cabrera Galán encuentra en la conexión entre Rodríguez Galván y el poeta cubano José Jacinto Milanés y Fuentes, cuando apunta: “reconocido como el primer escritor del México independiente, Rodríguez Galván llegó a ser la encarnación misma del romanticismo, dentro del cual se considera el primer representante en su país. En relación con el lugar que ocupa en la literatura romántica, así como en otros aspectos que signaron su existencia, pueden percibirse nexos de interés entre él y su homólogo cubano… formación autodidacta, lectura insaciable de los clásicos españoles y de autores franceses e italianos contemporáneos, dominio de varios idiomas, amores no correspondidos, ciertas circunstancias favorecedoras del ingenio creativo y la legitimación en vida de una producción literaria, cuyos valores trascienden hasta hoy, son solo algunas de  las “coincidencias” entre uno y otro escritor”. Pienso en ello mientras recuerdo la historia de vida del bardo Contreras, y curiosamente, es como si estuviese viendo un mismo patrón. Algo que se atestigua en sus más de veinte libros.

Si Rodríguez Galván fue catalogado como un adelantado en su tiempo fue en gran parte porque escribió desde una óptica del mestizo y logró hacerse de una cultura literaria antes exclusiva y reservada para los criollos.  Y este, creo yo, es también un rasgo de coincidencia con Contreras, quien desde hace veinte años ha tenido el tesón para encontrar en el fomento a la lectura, la edición y la creación literaria, una posibilidad de viralizar la literatura de todo el orbe.

Su máximo proyecto de vida, el Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván, ha ido sucediéndose a pesar, incluso, de él mismo. La presencia que tiene en el mundo de las letras allende fronteras y permite que, poetas en ciernes puedan compartir, sin que medie el ego o la envidia, con poetas consagrados, famosos y trascendentes de casi todas las lenguas del mundo. La democratización de la poesía, que no así los poetas, ha sido el principio y el fin último de su Festival.

Quizá sea hora de que volteemos a ver la labor que realiza Contreras, el trabajo que hay detrás de la idea de que un grupo de escritores comparta el escenario, el pan, la sal, las conversaciones, las noches eternas y el camino de la literatura. De cómo, sin importar la lengua, hay una comunión de la palabra oral y escrita.

En su esfuerzo anual, anidan lo mismo el Ayuntamiento de Tizayuca, el Fondo de Cultura Económica, la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo, que personas desinteresadas que han aportado recursos y trabajo solidario sin remuneración alguna. Los resultados, al final de los finales, están ahí, en las lecturas, las palabras, los versos, las traducciones y los libros que han nacido en los aires del festival.

Podrán decirse muchas cosas respecto del Festival que Contreras realiza, pero la que es innegable, es que, por un par de días, Tizayuca se convierte en un epicentro de la poética del mundo. Y eso es algo que no pocos pueden decir que han logrado o que podrán lograr. Larga vida a todos quienes hacen posible que esto suceda. Gracias Jorge Contreras por permanecer irreductible en esta empresa.


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