Se espera con bastante ansiedad, algunos desde el mismo inicio de año, que el año concluya lo más pronto posible, su fin trae consigo un poco más de dinero, el aguinaldo, fondos de ahorro, compensaciones, premios; generalmente a la clase trabajadora se le da dinero y es la temporada en que fluye la moneda, resultado de un año de trabajo y esfuerzo; ya desde noviembre ahora, se ve en círculo revolotear en el cielo, zopilotes acechando, hambrientos de ese recurso no satisfecho en las navidades, sino se adelanta ahora para supuestamente reactivar la economía de fin de año; no es consumismo, es una fórmula económica y mercantil, donde el cliente a veces es lesionado.
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Ya el porfiriato lo había experimentado con éxito, tanto incluso que permaneció por siglos, un modelo feudal a la mexicana, heredado por encomenderos y terratenientes españoles, una peculiar pero eficiente estrategia económica financiera, para lograr que en este caso, las haciendas, séase pulquera, agrícola, ganaderas, henequeneras, fueran un espléndido negocio, con ganancias económicas inimaginables, control poblacional de comunidades y campesinos pobres, lo más importante, control político y social, en muchas haciendas, la esclavitud era su negocio y sustento; como los pueblos indígenas eran vasallos, fueron condenados a sus tierras estériles y quienes labraban para el señor feudal o hacendado, al menos tenían garantizado el sustento para no morir de inanición y seguir pagando una deuda que a lo largo de su existencia con su familia, adquirían eternamente, siendo imposible el pago, para asegurar su trabajo de sol a sol, el mismo patrón proporcionaba el alimento y todo producto necesario para vivir y un jacal; la tienda de raya fue la institución crediticia primera.
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Sobre las tiendas de raya, su existencia, tragedia e importancia económica, hay novelas y mucho cine de oro, desde “Allá en el Rancho Grande”, “Tizóc” de Pedro Infante, pasando por “Macario¨ o “Pedro Páramo”, “La Casta Divina”, entre otras grandes cintas cinematográficas, donde alegremente el trabajador-esclavo, paga un abono de su deuda cada semana, se queda sin dinero pero el patrón le sigue bendiciendo con su crédito, pide lo que quieras y mientras échate unos tragos de aguardiente, en general dice el libreto de estas películas plasmando la realidad, de fondo musical “El Barzón” de José Luis Pérez Meza; expresiones culturales que denuncian la eterna mala racha del trabajador mexicano, por ello la iniciativa privada y el sector comercio, antes concluya el año, refrenda su confianza y servilismo mercantilista, ampliando y obsequiando formas nuevas de endeudarse, gran desplegado propagandístico y una justificación a modo, social benévola con garantía por un año, estrategia perfecta para los propietarios del gran capital engañando con crédito y arrebatando la liquidez que en diciembres será vital para los festejos de fin de año, salvo los muy precavidos llegan con dinero a esas fechas, las ofertas navideñas desde noviembre atrapan al inerme y crédulo consumidor.
Ganga
Viernes Negro, estrategia económica al más profundo estilo fundamentalista del capitalismo deshumanizado y feroz, disfrazado de compromiso social, logra éxito en el país vecino del norte, debido a que su sector empresarial no es tan corrupto, en tanto en nuestro terruño no funciona porque la iniciativa privada aquí, es abusiva, clasista y corrupta, el neoliberalismo en la expresión más popular y masificadora; patrón dando palmaditas al trabajador famélico de casa paupérrima pero una pantalla de última tecnología y alta gama, ¿dónde lo habíamos visto, espejitos por gemas?; ese extra económico que por ley es un derecho al trabajador mexicano, debería ser protegido por quien lo administra durante el año e informar al trabajador que no es un regalo y por lo tanto no debe despilfarrarse y ser mal utilizado como todo comerciante desea lo hagan, ya desde este fin de semana hay ofertas, grandes ofertas y mega ofertónes, desde antojitos mexicanos hasta en la adquisición del producto más sofisticado y glamuroso que intente.
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La filosofía económica capitalista de México, se justifica con este teorema, dicho por la jerarquía de los empresarios unidos en un consejo que coordina sus abusos, dice: “Si hay consumo, hay producción, si hay producción hay trabajo, si hay trabajo, hay salario, si hay salario, hay consumo”; el cuento de navidad termina con los trabajadores salvo muy pocos, sin recursos para Día de Reyes, desde noviembre se gastaron el aguinaldo y habrá que esperar la primera quincena del año; contra corriente, ocupar ese dinero para que mejore el nivel de vida, la salud o su hábitat, pasar buenos momentos con la familia un poco mejor que el resto del año y no iniciar este con deudas; otra utopía.