Tiempo de definiciones, no de simulaciones

El termino política es polisémico por lo cual es necesario determinar el significado en cada uno de sus usos. Por otra parte, la definición nominal se entiende como “gobierno, guía, dirección, mandato”. En contraste, la definición negativa se refiere a lo que no es privado, sino público.

Hace un par de semanas escribía en este mismo espacio que, «Anclarnos a la innegable simpatía y aceptación con la que cuenta el presidente Andrés Manuel López Obrador y pensar que eso es suficiente para conseguir triunfos político-electorales, es una apuesta –por decir lo menos– inocente».

Texto que cobra relevancia con la publicación de la convocatoria de morena rumbo al Senado de la Republica y la Cámara de Diputados, fortalecer el llamado “Plan C” y a la postre la consolidación del segundo piso del proyecto de la Cuarta Transformación.

Pero cuando abordemos y hablemos sobre definiciones no debemos hacerlo para brotar maltratos innecesarios hacia actores políticos que hoy se definen del lado de la Cuarta Transformación, sino como un llamado a posicionarnos en las coordenadas políticas que van más allá de los “acomodos” pragmáticos que hacen que el movimiento pierda su esencia fundacional y que podría pasarnos altas facturas en un futuro político no muy lejano.

Sobre todo, la mayor definición es la de definirnos, no por un partido o una persona, sino por la continuación, profundización y consolidación del proyecto de Nación encabezado por Andrés Manuel López Obrador que ha sacado a casi 9 millones de mexicanas y mexicanos de la pobreza.

Si bien, nunca es tarde para definirnos, hay que saber cómo, cuándo, porqué y para qué hacerlo.

Por Dino Madrid