Nada mejor les podía ocurrir a Thom Yorke y Jonny Greenwood que tomar distancia de Radiohead y enfrentar con total soltura un nuevo proyecto; ahora bajo el apelativo de The Smile no tienen nada que probarle a la gente y su labor puede concentrarse en hacer el tipo de música que les apetezca por más brumosa que esta sea.
Y si ya habían debutado con precisión con A Light For Attracting Attention (2022), ahora acometen con un Wall of Eyes de 8 canciones para más de 45 minutos y en las que pueden regodearse con su extensión y estructura, casi siempre por más de 5 minutos, y dejando que el percusionista Tom Skinner (también miembro de Sons of Kemet) haga lo suyo con total contención y tino.
Wall of Eyes ofrece una experiencia introspectiva, que si fuera un cuadro estaría hecho con una amplia paleta de grises; por supuesto que tendría que ser como una pintura de Anselm Kiefer, algo abstracta, pero con un detallito de figuración por ahí. Al escucharlo confirmamos que hay mucho de una tesitura post-pandemia y de una tensa relación con respecto de quienes detentan el poder y nos vigilan.
Pero musicalmente es más ambicioso que su antecesor; no en vano aparece un contrabajo muy jazzero que evoca a los grandes maestros y le agrega personalidad a una incursión que apela a los formatos libres, a los ritmos lentos y a los efectos sonoros que casi son registros de campo o detalles minimalista al estilo de la electrónica del sello WARP.
Es cierto, en los Estudios Abbey Road estuvo la Orquesta Contemporánea de Londres, pero su presencia en los arreglos está muy dosificada; Wall of Eyes no suena grandilocuente sino con la instrumentación orquestal justa para que los ejecutantes pudieran expresarse… un piano por aquí, unas cuerdas por allá.
Si por algo destaca esta obra de The Smile es por la sobriedad de concepto y de arreglos que progresivamente van envolviendo al escucha; Wall of Eyes es uno de esos discos que más se disfruta en cuanto se va regresando a él… con las repeticiones vamos paladeando sus detalles, sus intersticios… aflora ese espíritu melancólico que tanto caracteriza a Tom Yorke.
Es importante mencionar que en esta ocasión Nigel Godrich no se hizo cargo de la producción, sino que la tarea fue muy bien resuelta por Sam Petts-Davies, crucial a la hora de entregar en “Bending Hectic” y “You Konw Me” dos de las mejores piezas del lote y que ofrecen un final en lo más alto.
Además, “Bendig Hectic” les permite incluso acudir a Shakespeare, al tiempo que crean una maraña eléctrica que nos recuerda su lado guitarrero -más que discreto en esta ocasión-. Al final, Wall of Eyes es un disco especulativo, agridulce y que se basa en la complicidad establecida entre sus autores y sus seguidores.
Un disco laberíntico… sinuoso y no exento de algunas interrogantes que cuestionan los diferentes roles de los seres humanos en una sociedad tendiente a los abusos de poder. The Smile dejan en claro de que no se trata de un divertimento, sino de un ejercicio de coraje y valentía para ofrecer algo valioso de verdad para todos aquellos que deseen atreverse a su escucha.
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