En un mundo interconectado donde la posibilidad del conocimiento está a un click de distancia, lo que decía Nye, está más que vigente: “la cultura de la información y la sociedad guardan una relación absoluta y directa que permite entender la relación de los demás con su propia realidad, la cual está orientada al control de un recurso clave que alimenta cada uno de los momentos en que las personas se relacionan con los demás, desde sus intereses sociales, y convertirlo como sujeto activo, definido como ser ciudadano.
Para Daniel Kuehl (2009), “la utilización de la red ha permitido alcanzar un punto donde el creciente y amplio rango de actividades sociales, políticas, económicas, son dependientes de esta y, por ello, son vulnerables a la interrupción de sus usos y usurpación de la información”.
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Pienso en ello y en el hecho de que hace unos días, un párroco me recordó a Santo Tomás de Aquino, quien afirmaba que el bien común es superior al bien particular de cada persona, ya que el bien del todo es mayor que el bien de las partes.
Para Santo Tomás, el bien común es un bien mayor y más perfecto, y se distingue del bien particular como lo perfecto de lo imperfecto. El bien común es el conjunto de condiciones que permiten que la colectividad y sus miembros alcancen la perfección más plena. Santo Tomás consideraba que el bien común incluía cosas como proteger la vida, preservar el estado y promover la paz. También consideraba que el gobierno debía ayudar a trabajar por el bien común. En cuanto a la relación entre el bien común y el bien particular, Santo Tomás decía que el bien particular de cada persona está subordinado al bien común de la sociedad cuando ambos son del mismo tipo de bien. Por ejemplo, cuando se trata de bienes económicos.
Encuentro estas premisas íntimamente relacionadas con la terapia Gestalt, la cual “se basa en ciertas teorías de la organización perceptual. El principio básico de la percepción es que el todo es más que la suma de las partes. Es decir, al sumar las partes emergen elementos que por separado no se percibían.
El principio “el todo es más que la suma de sus partes” se refiere a que la totalidad de un sistema o entidad es más que la simple suma de sus componentes individuales. Es decir, cuando se combinan varias partes para formar un todo, se crea una nueva entidad con características y propiedades que no se encuentran en cada una de las partes individuales.
A partir de este axioma, en la terapia Gestalt se destaca la importancia de ver los objetos y eventos como una totalidad unificada en lugar de simplemente como una colección de partes separadas. Además, se sugiere que entender el funcionamiento completo de un sistema requiere más que sólo entender cada una de las partes individuales, sino también cómo interactúan entre sí para formar un todo cohesivo (Sobrino Jiménez, 2019).
Creo profundamente que, en la medida de que cada ser humano, desde el autoconocimiento y desarrollo de sus potencialidades, con un uso correcto de la información, tomando al conocimiento como herramienta para el cambio, podrá convertirse en un elemento clave para la consolidación de una mejor sociedad, constituyendo desde las células comunitarias, territorios menos hostiles y más solidarios con sus habitantes.
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