Vende Cazuelas desde 30 pesos hasta piezas de 400
Cargando con cuidado cazuelas, platos y jarros de barro, Teresa de Jesús López Robles recorre la explanada de Plaza Independencia en Pachuca con una misión que va más allá de la venta: preservar una tradición familiar que ha resistido el paso del tiempo y las dificultades del oficio.
Originaria del municipio de Cuautepec de Hinojosa, Teresa proviene de una familia dedicada desde hace décadas al arte de la alfarería. “Pues el barro, mis papás son los que lo trabajan y nosotros también. Yo hasta a mi esposo lo animé a que se dedicara a esto”, cuenta con orgullo. “Desde que tengo uso de razón, a esto nos hemos dedicado siempre.”
El trabajo, aunque ya familiarizado para ella, no deja de ser exigente. El proceso inicia con la preparación del barro en polvo, que se mezcla con agua hasta formar una pasta moldeable. “Luego empezamos a trabajar en el torno, se seca, se decora y se hornea dos veces: primero a 900 grados y luego a 1200. Todo a leña y ocote, nada de gas o electricidad.”
Este proceso artesanal puede tardar hasta una semana en completarse. En su taller familiar, su hermano puede producir hasta 120 platos al día, mientras que su sobrino alcanza las 100 piezas. “Es pesado, sí, pero es nuestro trabajo y nos gusta”, señala Teresa.
En su taller familiar se pueden producir hasta 120 platos al día
Con precios accesibles y productos hechos completamente a mano, su oferta incluye desde cazuelas de 1 litro por 30 pesos hasta piezas más grandes de hasta 400 pesos. Aunque no tienen redes sociales ni una tienda formal, su calidad y constancia los han hecho conocidos entre los compradores.
Venir a vender a Pachuca no es tarea sencilla. “Sí es pesado, cargar, descargar, acomodar… y ya varios días aquí, pues sí se siente. Pero gracias a dios, nos va bien.”



Por: Dulce Castillo.

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