MIGUEL PÉREZ

Tan cerca de Trump, tan lejos de Biden

Dentro de dos días, el demócrata Joe Biden rendirá protesta como presidente de Estados Unidos, el número 46 en la historia de la Unión Americana. Lo hará en medio de la peor crisis sanitaria que se tenga memoria a nivel global e internamente con un país dividido y con las heridas aún frescas por la intentona de asalto al Capitolio por parte de los seguidores del aún hoy presidente Donald Trump.

La ceremonia del juramento de Biden para conducir los destinos de su país por lo menos durante los próximos cuatro años, se realizará bajo un impresionante operativo de seguridad que involucra por lo menos a 20 mil miembros de la Guardia Nacional ¿El motivo? El temor a nuevos enfrentamientos entre simpatizantes del presidente saliente con los del presidente entrante. La división en la sociedad estadounidense quedó aún más marcada desde el momento en que Trump informó que no asistirá a la ceremonia de investidura de su sucesor, algo que no ocurría desde 1869.

Si bien la toma de posesión de Biden y la forma en que lo hará, es un tema que compete solo a los estadounidenses, la relación bilateral entre México y Estados Unidos entrará en una nueva era a partir del 20 de enero, una era muy distinta a la que se tuvo entre los gobiernos del presidente Andrés Manuel López Obrador y el de Donald Trump.

Para muchos de los críticos del mandatario mexicano, López Obrador fue tibio y por momentos sumiso frente a las ofensas o políticas del multimillonario convertido en presidente. Se recuerda su promesa de responder uno a uno los ataques de Trump, cuando AMLO era aún candidato. “Cuando diga algo va a tener una respuesta. No es que le voy a mandar a decir con el canciller. No. Yo también le voy a mandar a decir lo que pienso (por Twitter)”, dijo estando en campaña en enero de 2018. Tres años después no hubo un solo mensaje directo por la red social, pese a que sí hubo varios desplantes de Trump contra México.

Donald Trump cumplió en parte su promesa de levantar un muro entre ambas naciones, logró que México aceptará tener y mantener en su territorio a cientos de migrantes, principalmente de Centroamérica, que buscan asilo en aquel país. México aceptó que la Guardia Nacional montara un operativo en la frontera sur para evitar el paso de más indocumentados rumbo a EU. Así fue la relación con Trump.

Con Biden, dos episodios recientes marcan el inicio de la relación bilateral. El primero fue el largo lapso que tardó la administración lopezobradorista en reconocer y felicitar el triunfo del demócrata como presidente electo y la segunda, la exoneración del general Salvador Cienfuegos, investigado y detenido en aquellanación, pero devuelto a México para que aquí fuera juzgado. Si bien fue un suceso ocurrido en la administración trumpista, las diversas instituciones de justicia de Estados Unidos involucradas en el caso,lamentaron la decisión de la Fiscalía General de la República, respaldada por el propio López Obrador, y se reservaron el cómo procederán sobre este expediente.

La soberanía de México por supuesto que está por encima de cualquier cosa en materia de relaciones exteriores, pero la buena vecindad y la diplomacia con la todavía nación más poderosa del orbe, es algo que no se puede descuidar. La operación cicatriz debe iniciarse desde ya.

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