Tamayo retrata y vuelve arte el cuerpo femenino en su exhibición ‘Mujeres’

La exposición Tamayo: Mujeres, que revisa la carpeta litográfica que Rufino Tamayo imprimió en 1969 en el Atelier Desjobert en París, es una colección de cámara pero de una profundidad y elegancia que nos informa cabalmente cómo el artista veía el cuerpo femenino, cómo trata a la mujer y cómo abre un nuevo umbral para esta presencia en la historia del arte en México, señaló el curador Juan Carlos Pereda a La Jornada.

Con esta muestra, el Museo Tamayo cierra su ciclo expositivo de 2024, que incluye también Otrxs mundxs, de formato experimental, segunda edición de una exhibición colectiva montada en 2020, que considera la infraestructura del recinto como material para la indagación artística.

La carpeta original de Mujeres consta de 20 litografías, de las cuales se exhiben 16 referentes al cuerpo femenino, que se complementan con otras cinco del entorno cronológico y la misma técnica provenientes de colecciones privadas.

En su voluntad de renovar el cuerpo femenino, Tamayo lo lee desde una perspectiva amplia en la que encontramos reflexiones tanto del tiempo como de sentimientos y estados de ánimo, indicó Pereda, para quien esa serie litográfica es hoy por hoy un hito dentro de su trayectoria como artista gráfico. Algunas de estas representaciones se inspiran en las formas de la escultura prehispánica, por ejemplo, las antiguas figuras de Tlatilco, que también se muestran. Eso, sin olvidar la influencia del arte popular mexicano.

Otro universo

Para el curador, Tamayo aborda en su momento el cuerpo femenino como no se había hecho en el arte mexicano hasta entonces: No es mimético, no convierte a la mujer en un objeto histórico, sino la ve en su contexto natural, real e inmediato. Así, la retrata y la vuelve arte. Desacraliza a la mujer y la convierte en un ser humano vivo y actual. Podemos encontrar actitudes completamente gozosas de coquetería y reflexión.

En lo técnico, la forma de trabajar de Tamayo abre otro universo: “Esta carpeta es uno de sus grandes aportes al arte gráfico, ya que deja visible el proceso de impresión. Informa al espectador cuán difícil es imprimir al dejar visible parte de la placa de entintado, de la placa del grabado en blanco y negro, que va a dar textura y volumen“.

‘Venus negra’ (1969), litografía sobre papel. Foto cortesía Museo Tamayo

Tamayo, al aplicar la tinta, juega con ella y la convierte en un discurso completamente pictórico y no dibujístico. No ilumina dibujos, como se había hecho en la gráfica, sino que la pinta igual que su obra de caballete. Estas cuestiones, que nunca se especifican, son parte de un protocolo, no secreto, aunque sí de poco acceso. Uno lo puede ir deslumbrando si le presta atención a cada una de las piezas, resume Pereda.

Por otra parte, la exposición colectiva Otrxs mundxs es curaduría de Aram Moshayedi, escritor y curador en residencia en el Museo Tamayo, con asistencia de Lena Sola Nogué, surgida de conversaciones y visitas a talleres de más de 100 artistas –también arquitectos–, ya sea en manera presencial o de alguna plataforma digital.

“Partimos de la idea del Museo Tamayo como objeto, lo que nos llevó por el camino del sonido y a entender la dimensión acústica de este espacio como algo particularmente desafiante. Así que en la medida en que el visitante se mueve por esta experiencia que está enraizada en la percepción del tiempo, hay que prestar atención al entorno sonoro. La idea de que diferentes paisajes sonoros aparecerían y se sobrepondrían cambió la percepción de la muestra.

“De allí que los dos hilos comunes que mueven al espectador por la exhibición son la experiencia de la infraestructura del museo como espacio ideológico y cultural, así como la noción del sonido como otro lugar de interrogación. Mi esperanza es que el resultado dé alguna idea de las prioridades que moldean este mundo que habitamos”.

La exposición comprende obra de lo más variada de una serie de artistas y personajes como Miguel Fernández de Castro, Noé Martínez, Mexican Jihad, El Muertho de Tijuana, Conlon Nancarrow, Ana Pellicer, Radio Nopal y Nahum B. Zenil.

El despacho de arquitectos Aprdelesp, por ejemplo, se dio cuenta de que el diseño original no consideró un mobiliario específico para los custodios. Crearon, pues, tres bancos cuya ficha técnica se lee como carta: “Queridos Abraham (Zabludovsky) y Teodoro (González de León). Les faltó pensar en el asiento para los guardias, algo donde puedan poner sus pertenencias, contactos para que puedan cargar su celular y en los extintores de incendios. Atentamente: Aprdelesp“.

Las exposiciones Tamayo: Mujeres Otrxs mundxs permanecerán abiertas hasta el 23 de febrero en el Museo Tamayo (Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec).


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *