Etiqueta: Vozquetinta
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Divagaciones cafeteriles
¡Qué iluso me he vuelto últimamente! Sin embargo, ¡qué necesitados estamos algunos mortales evocadores de contar con espacios utópicos así, tolerados por mecenas y no por viles mercachifles!
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En torno a una fecha dizque padre
«Un padre profesional tiene licencia para servir de modelo. Sugiere rumbos, canaliza derroteros, levanta caídos, vierte experiencias propias. Se le reconoce su oficio y aun se le solapan equivocaciones u ocultan deslices, sin necesidad de tribunal alguno.
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Avatares de lo libertario expresivo
En mis remotos tiempos sesenteros, al 7 de junio lo llamaban oficialmente Día de la Libertad de Prensa. Solía ser motivo de una comida gubernamental, ofrecida no tanto al gremio de periodistas en sí, sino a los altos directivos de sus respectivas cadenas impresas, radiofónicas o televisivas.
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El celular, ese intruso
Lo peor es que no queremos (acaso ni siquiera podemos ya) poner al celular de patitas en la calle. Llegó, pues, para quedarse en nuestro caótico paso por el mundo.
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Viaje al centro de la aventura
A la par de los testimonios de andanzas viajeras reales por una región o un país, también he disfrutado siempre de los libros de aventuras imaginarias por la geografía y el tiempo.
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A dieta de poesía
La poesía es buena porque ejercita músculos que se usan poco. Expande los sentidos y los mantiene en condiciones óptimas.
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Estamos en paz, Tampico
Hará, máximo, treinta años, Tampico, que tú y yo nos reconciliamos por la buena. Fue cuando volviste peatonales algunas calles del centro, cuando dignificaste el vetusto entorno arquitectónico de la plaza Libertad, cuando decidiste sanear la pestilente laguna del Carpintero y volverla refugio ecológico y centro recreativo.
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Buenas y malas vibras
Vibrar equivalía a identificarse con las sensaciones emanadas de otros sujetos, objetos, parajes o fenómenos humanos. La energía que brotaba de ellos la recibíamos a manera de vibraciones, de ondas sonoras, visuales, olfativas, gustosas, táctiles.
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Todo pasa y algo queda
¿A quién le sirve un legado así, inhumado para toda la eternidad? ¿Qué mortal, qué ser humano común y corriente podría alguna vez, ya no digamos teclear la máquina de escribir, tomar con sus manos la partitura, poner el disco en una tornamesa para escucharlo u hojear el libro impreso por Losada
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Roma-Hipódromo-Condesa
Viví, vagué, divagué en la Roma, la Hipódromo, la Condesa, colonias clasemedieras de la Capirucha.