México desde hace 6 años vive un debilitamiento constante de sus instituciones y no parece que eso vaya a cambiar pronto. El poder en turno se ha dedicado de forma constante a debilitar instituciones con el fin de acumular poder, si no es que incluso intenta destruirlas, hoy en México hay menos libertad económica, es un país menos democrático y un país en donde la ley se respeta sólo cuando conviene. Así va a ser prácticamente imposible que el país se desarrolle de la forma y a la velocidad que necesita.
Lo que está sucediendo con la reforma judicial es un buen ejemplo de cómo se debilitan instituciones. Se hace una reforma que a decir de expertos va a debilitar el Estado de Derecho y pone en riesgo de que la justicia sea capturada por el poder en turno. Los juzgadores ahora van a tener que quedar bien con el poder, la justicia será menos justa para unos que para otros. Esto genera incertidumbre ya que no hay certeza de que un juicio sea realmente justo. Como no hay certeza, las inversiones se deciden con más cautela y los costos aumentan, al final los bienes y servicios resultan más caros. Si los bienes y servicios son más caros de lo que podrían ser entonces nosotros podemos comprar menos bienes y servicios con el mismo dinero. Nuestro bienestar es menor al que podría ser si el país tuviera un poder judicial que funcionara mejor.
Los mexicanos no somos buenos para eso de respetar la ley. No vamos muy lejos, la hoy presidenta de la República decidió hace unos días que su gobierno no va a respetar la orden de un juez, si la presidenta del país decide que no va a respetar la ley, ¿por qué habría de hacerlo yo? Imaginen vivir en un país en donde una gran cantidad de personas deciden no respetar las reglas del juego. El caos. Hace poco la presidenta se reunió con empresarios y ahí prometió que sus inversiones estaban seguras. Si no se respeta la ley, las inversiones no están seguras. Ahí tienen la señal.