Mañana como cada año la Organización de las Naciones Unidas, conmemora el Día internacional de la juventud; el mes pasado abordé un tema relevante sobre este importante sector, haciendo hincapié en las habilidades que se requieren en un mundo cada vez más globalizado; sin embargo, esta fecha se enfoca en la necesidad de orientarnos hacia una sociedad más inclusiva y alejada de la discriminación.
La importancia de este segmento y su impacto no pueden pasar desapercibidos, en números emitidos en el documento Juventud 2030, trabajando con y para los jóvenes en la actualidad, se indica que el mundo alberga a la generación más numerosa de la historia, conformada por 1,800 millones, de los cuales cerca del 90% viven en países en desarrollo, donde constituyen una gran parte de la población.
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La adolescencia es una de las etapas más significativas, pero a la par también es una de las más complicadas, los cambios físicos, hormonales, psicológicos y de adaptación social hacen que cuestionemos situaciones que parecían normales, ¿cuál es nuestro proyecto a largo plazo?, ¿cómo diseñamos nuestro plan de vida?, ¿qué carrera elegir?, ¿de qué forma ayudar e impactar socialmente? Etc.
No podemos negar que los jóvenes, en la última década, han enfrentado importantes crisis: la caída de los precios del petróleo, el incremento de la deuda externa, crisis laborales, la pandemia del virus SARS-CoV-2; y este año la guerra entre Rusia y Ucrania, situaciones que han disminuido las posibilidades de mejoras económicas y laborares.
Pero, si algo nos han demostrado los jóvenes últimamente es que han decidido involucrarse en actividades de forma cada vez más solidaria brindando apoyo ante conflictos que impactan, no solo en su vida cotidiana, sino a escala mundial. Hasta hace unas décadas se creía que este segmento poblacional solo se preocupaba por sus batallas interpersonales, sin embargo, hoy somos testigos del incremento de jóvenes en actividades como la enseñanza de catequesis, el trabajo en diversas comunidades, talleres de alfabetización a adultos, ejercicios de danza o idiomas e incluso pláticas sobre la importancia de la inteligencia emocional.
Desafortunadamente, la discriminación por edad, repercute en personas de todas las edades, al mismo tiempo que tiene efectos perjudiciales para la sociedad en su conjunto; en indicadores del Informe Global sobre Edadismo se menciona que los jóvenes continúan reportando barreras relacionadas con la edad en varias esferas de sus vidas, como el empleo, la participación política, la salud y la justicia, pero además se destaca que también se identifican las intervenciones intergeneracionales como una de las tres estrategias clave para abordar la discriminación por edad.
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2022 se debe convertir en un año que nos exhorta a no olvidar que los jóvenes nos han dado razones para seguir adelante, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia presento diez puntos dignos de inspiración entre los cuales destacan: su participación en las acciones climáticas, su inclusión en los procesos de toma de decisiones, la eliminación en torno al estigma de la salud mental y su lucha contra la desinformación, entre otros.
Este grupo etario ha roto estereotipos arraigados, prácticas que aunque presentes no generalmente se traducían en bienestar y crecimiento social, nos han mostrado la importancia de temas como: la igualdad de género, las nuevas masculinidades, el cuidado del medio ambiente, la economía circular y el respeto a la diversidad sexual, entre otros; pero sobre todo, nos han devuelto un poco la esperanza, nos han hecho retomar la solidaridad, la compasión y la empatía, elementos que son cada vez más necesarios.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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