Santiagada 2025 se realiza en Santiago Tulantepec pese a protestas: deja nueve heridos

A pesar de un coro de críticas que este año resonó con una fuerza particular, la “Santiagada” se llevó a cabo una vez más en Santiago Tulantepec. Esta réplica local de la afamada pamplonada española, donde personas corren delante de toros por las calles, se desarrolló en un ambiente cargado de expectación y, sobre todo, una palpable controversia.

La tensión ya se sentía desde la instalación de un monumento al toro en la entrada de este municipio, que para la Asociación Hidalguense para la Protecciónde los Animales y la Jauría de Balú, fue una clara declaración del poco interés sobre los derechos de los animales. Anticipando la realización del evento, esta semana ingresaron un amparo y una queja formal ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), en un intento por frenar una tradición que tildan de cruel.

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Participan en la Santiagada bajo su propio riesgo

Mientras el eco de las protestas resonaba, una lona estratégicamente colocada servía de fría advertencia a los asistentes: “Municipio de Santiago Tulantepec no se hace responsable de cualquier accidente antes, durante y después de la Santiagada. Los asistentes participan bajo su cuenta y riesgo”. Una frase contundente que subrayó la inherente peligrosidad de la festividad y desliga al ayuntamiento de cualquier percance.

Foto: Nathali González

La preocupación por la seguridad no es infundada. Precisamente esta semana, en las tradicionales fiestas patronales del municipio de Xico en Veracruz, conocida como la Xiqueñada, en redes sociales se mostró cómo un hombre intentó provocar al toro, sufriendo la brutal reacción del animal que lo dejó tirado y ensangrentado. Este antecedente reciente añadió un matiz sombrío a la celebración en Tulantepec.

Un día antes del evento, la presidenta municipal, Janet Fernández Fernández, intentó disipar las inquietudes. En una transmisión en vivo desde las redes sociales oficiales de su administración, señaló que la Santiagada era un evento “familiar”.

Sin embargo, esas mismas redes sociales, utilizadas por el gobierno para promocionar el evento, también se convirtieron en un altavoz para las quejas ciudadanas. Mientras el comité organizador revisaba el corral con aserrín para los toros, los vecinos reclamaban irónicamente: “ya que andan por ahí, revisen el intransitable camino de terracería”. Un señalamiento a las prioridades municipales en medio de la festividad.

Ante la magnitud del evento, se desplegó un operativo de Seguridad Pública Municipal y Estatal, en coordinación con los municipios de la región. El objetivo, según indicó el gobierno municipal en sus redes oficiales, era “mantener el orden en uno de los eventos más esperados”.

Foto: Nathali González

Las ambulancias se apostaron estratégicamente en varios puntos, un recordatorio sombrío de los riesgos latentes. A la Santiagada llegaron jóvenes, adultos, e incluso menores de edad.

El gobierno municipal había emitido una serie de recomendaciones: “Preferentemente no acudas con menores de 12 años”. Además, recordaba la advertencia sobre sanciones severas: “Si te ves involucrado en una riña, podrás ser sancionado con una multa de 11 mil 314 pesos”.

En la avenida México, espacio donde se desarrolla la Santiagada, el ingenio y el comercio local prosperaron. Vecinos no dudaron en abrir sus puertas y ofrecer las azoteas y ventanas de sus casas, convirtiéndolas en palcos improvisados para rentar espacios a espectadores ávidos de vivir de cerca la controvertida tradición.

Al mismo tiempo, el corredor se llenó de venta ambulante: desde osos de peluche con motivos taurinos, hasta el tradicional pulque, micheladas, cantaritos, shots de caña y, por supuesto, la renta de baños. Incluso, sobre la carretera a la altura de Medias Tierras, no faltaba el souvenir de la Santiagada.

Foto: Nathali González
Foto: Nathali González

Momentos antes de la salida de los toros, la alcaldesa interactuó con la multitud, lanzando paliacates y pequeños toros de juguete, alimentando el ambiente festivo y la euforia colectiva. En el lugar, visiblemente fuera del entorno de sus oficinas, destacaba la presencia de numerosos funcionarios de la administración municipal, todos ataviados con gorras conmemorativas del evento.

Foto: Nathali González

Pero la festividad pronto mostró su lado más crudo. Ante el paso inminente de los toros los más osados saltaban y regresaban a las gradas en una danza de riesgo. Entre los gritos y la provocación incesante, uno de los toros alcanzó a un hombre. El saldo al cierre de esta nota era de tres heridos de menor gravedad y un traslado.

Así, entre el arraigado clamor de la tradición, la persistente denuncia por los derechos animales, la cruda realidad de los accidentes en eventos similares y la constante necesidad de mejoras en la infraestructura, Santiago Tulantepec vivió un año más la Santiagada. Un evento que, sin duda, sigue generando un intenso debate y división en la comunidad.


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