Bien hace el presidente municipal de Pachuca, Jorge Reyes, en no dejarse chantajear por líderes que usufructúan desde hace años una dudosa representación gremial.
Luego de que logró liberar algunas de las principales calles del centro histórico de Pachuca, bajo la promesa de reubicar a los ambulantes posteriormente, algunos inconformes, bajo la guía de Óscar el Perro Pelcastre se manifestaron el pasado lunes frente a la Casa Rule, edificio sede de la alcaldía, para exigir garantías de que serán identificados como vendedores con permiso. Buscaban acuerdos para obtener credenciales y uniformes, y así “evitar confusiones”.
Pelcastre también exigió que a sus agremiados se les devuelvan espacios que les fueron retirados de los tianguis de San Cayetano y La Villita, pues de lo contrario amagó con traer apoyo de organizaciones de Tepito y La Merced, en la Ciudad de México.
Un día después el morenista Jorge Reyes respondió al Perro, aclarando que en ese tema sus decisiones se ajustarán a lo que dice la ley, y que se guiará por lo que implique el mayor beneficio para la ciudadanía. La postura del alcalde parece sensata y lógica, pero no siempre ha sido así.
Recordemos que el expresidente, Sergio Baños, no logró o no quiso poner orden en el centro de Pachuca, bajo el argumento de que administraciones pasadas otorgaron permisos a comerciantes. Pero Reyes demostró que sí es posible.
No hay que perder de vista que el Perro fue utilizado en administraciones pasadas como grupo de choque a cambio de prebendas para él y sus agremiados. No podemos olvidar, por ejemplo, que en el cierre de campaña del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, un grupo de golpeadores pertenecientes a la organización que lidera el Perro intentó reventar el acto proselitista celebrado en la Plaza Juárez, provocando una bronca entre los asistentes.
De ese nivel es Pelcastre, quien parece que no se ha dado cuenta de que los tiempos son otros. El alcalde Jorge Reyes no debe ceder a los chantajes del Perro, pues de hacerlo se convertirá en rehén de sus caprichos, tal como sucedió en administraciones pasadas, cuando fue solapado y utilizado por políticos priistas.
En su intención de devolverle un poco de dignidad al centro histórico de Pachuca, Reyes deberá superar no sólo las presiones del Perro, sino de todos los grupos de interés que han sacado provecho de la anarquía fomentada en administraciones pasadas. Adendum. Hidalgo no fue invitado a una reunión metropolitana a la que acudieron las mandatarias de la Ciudad de México, Estado de México y Morelos. El secretario de Planeación, Miguel Tello, explicó que la entidad no asistió porque no fue una reunión de la Zona Metropolitana del Valle de México, de la que Hidalgo sí forma parte y Morelos no. Pero, más allá de membretes, los problemas de la megalópolis no conocen límites políticos, así que, ¿y si se ponen de acuerdo para platicar las cuatro entidades para la siguiente?