“Responderle a la vida”

Un día alguien me dijo que a la vida no hay que preguntarle, que a la vida hay que responderle…

Infinidad de veces nos hemos preguntado el por qué de lo qué pasa en nuestra vida, hasta que con el tiempo comprendemos la autorresponsabilidad ante los resultados que obtenemos, no siempre merecemos lo que nos pasa y esto aplica para bien y para mal, la vida no siempre es justa, pero siempre es extraordinaria…

Estoy convencida de que la decisión más certera es elegir o construir las actitudes que nos permitan honrar, disfrutar y celebrar la vida… Responderle con un continuo, apasionado y renovado compromiso.

¿Cuáles son estas actitudes?

Sabemos que la vida tiene altibajos, que no todo es color de rosa (aunque a algunos nos encantaría que fuera así), está de más decir que estar vivo implica atravesar por momentos complicados, asumir el resultado de nuestras decisiones (aún si no nos gustan), que invariablemente hay pendientes, retos, que acertamos y otras tantas veces nos equivocamos abruptamente, que tropezamos con personas con las que no es sencillo convivir y que coincidimos con otras que elegiríamos encontrar una y otra vez, y a pesar de casi todo, estar convencidos de que no cambiaríamos este privilegio de estar vivos aquí y ahora.  

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Por lo que vale la pena, lo que es importante y valioso para cada quien, por la gente que amamos y que nos ama, para regocijarnos con los atardeceres, las nubes, el cielo, por nuestras mascotas, el disfrutar de una buena comida (lo que para ti lo sea), por lo que cada persona prefiera para dar sentido a su existencia, sin embargo, hay algo que hace toda la diferencia en el grado de satisfacción que experimentamos hacia la vida que llevamos, la que elegimos o redecidimos en el día a día: la actitud que asumimos, tanto en las mejores circunstancias como en los momentos más difíciles.

Esta actitud o actitudes que nos llevan a la relación que tenemos con la persona que somos y con la gente con la que construimos vínculos, que nos llevan a vivir emproblemados, inconformes e infelices o satisfechos, motivados y en plenitud.

 ¿Cuál es la mejor actitud en la vida?

La que nos conflictua menos, con la que no fastidiamos la vida de otros, la que beneficia nuestra salud física y mental, que nos genera estabilidad emocional y tranquilidad mental.

 Yo digo: Si no resta tu paz mental,  no roba tu sonrisa y no pone tu mundo de cabeza, entonces ahí es.

Cada quien puede determinar qué le va bien a su vida, lo indicado es NO equivocarse considerando que lo que le hace sufrir, le cuesta demasiado caro y desgasta es lo mejor que puede tener en la vida.

Son  las actitudes las que construyen o destruyen.

De hecho, la felicidad amerita una gran dosis de gratitud diariamente, así que entre las mejores actitudes a elegir está el ser agradecidos, esto nos permite distinguir y valorar los motivos que tenemos para disfrutar y honrar la vida.

 Vivir sin resentimiento, no cargar con dolores y enojos del pasado, ni con el recuerdo de las personas que lo los causaron.

No perder el tiempo:  dejar de creer que siempre hay un después y postergar lo que es posible disfrutar ahora: la familia, la presencia de alguien a quien amamos. No nos estamos haciendo más jóvenes y aunque nunca es tarde para vivir ¿por qué perder el tiempo? si es lo único que no se recupera.

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La alegría de experimentar la magia de las cosas simples, sonreír con la mirada, no perder la parte lúdica y divertirnos sin caer en la irresponsabilidad  (cada quien define qué, cómo, dónde  y con quien está su alegría).

 Aceptarse a sí mismo, mejorar lo que es posible si así se desea, pero desde el amor propio, no desde el rechazo.  Estar y sentirse bien consigo mismo da una paz impresionante, desde ahí se elige mejor la compañía, porque cuando sabes estar contigo simplemente no hay soledad.

Ser buena persona sin dejar de marcar límites respetuosos en las relaciones.

Reconocer que las dificultades son pasajeras, que es temporal y no definitivo aquello que te preocupa o que te lastima.

No dejar que nadie te fastidie la existencia, tener expectativas sanas, no depender de otros para ser feliz. Incluso, no depender sería ideal, pero continuamente hay un poco de dependencia de otro o de algo externo, el caso es que esto no se vuelva una necesidad.

Ser resilente, aprender de las experiencias y salir fortalecidos, mantener apegos seguros no ansiosos, amar pero no depender, saber decir adiós y soltar aquello que ya no es.

Vivir bajo tus propias reglas, ser libre, empático, asertivo… utilizar la inteligencia emocional,  hacer tu propia lista de las mejores actitudes que eliges asumir en la vida de acuerdo a tu personalidad, lo que le da calidad a tu vida, que no afecta a quienes te rodean ni te coloca en desventaja.

No ser víctima es otra gran actitud en la vida, saber que mereces estar bien, que eres responsable de tu bienestar y asumir el reto de superarte a ti mismo, competir contigo, vivir sin mentiras y sin obsesionarte con las apariencias…

¿Cuáles son las mejores actitudes para ti y para tu vida? Te invito a hacer tu lista y elegir por cuál de ellas empezar… ¿Cómo determinas responderle a tu vida?

¡Feliz y amoroso fin de semana!

Lorena

Psicoterapia presencial y en línea.


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