Garlito
A todas las generaciones de mexicanos a lo largo de la vida de nuestra nación, les toca vivir momentos importantes, desgracias y trascendencia, todas conformaron nuestro país, desde descubierto y ambicionado por las potencias mundiales, siempre invasoras, destructivas, esclavistas, imperialistas y bélicas; dispersa y sin conciencia real, la generación de la independencia ni se percató de su trascendencia; la de las invasiones de los gringos, franchutes y la guerra civil de La Reforma, integraron ya el espíritu mexicano, el nacionalismo y patriotismo su herencia; la de la Revolución, con armas en la mano, sabía el único camino era muerte o patria; la de la dictadura fifí, vino a destruir todo y solo merece ser recordada como la traidora; la actual generación, sabe, solo con la transformación habrá futuro; mucha sangre y dolor cuesta erigir a México, más respetado por foráneos que locales.
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Vientos
Esta generación, entendiblemente reticente ante tanta promesa falsa, ante la estrategia de convertir a todos en cómplices de sus fechorías, frase celebérrima de un nefasto “Todos somos la corrupción”; aquellos que se encuentran en la plenitud de sus vidas, la adultez, el periodo de construir familia, de gran productividad y progreso, cambiar la jugada no siempre es vista con buenos ojos, sobre todo si se probaron las mieles del fraude y la mentira o si tuvieron jefes muy eficientes en el robo, esa generación educada para sino ser corrupto no espantarse de que lo sea el gobierno; hubo generaciones en cien años que nunca vieron el fraude electoral, los abusos del gobierno como un delito, sino como una característica de esa, que ellos hicieron perversa actividad, sino eres corrupto no puedes ser político o el muy antiguo axioma: la política es comer excremento sin hacer gestos.
Ley de vida, es que las nuevas generaciones excluyan a las anteriores y es parte del éxito tener generaciones con ideas nuevas, no que repitan el esquema de cómo a través del servicio público enriquecerme y tener cargos más altos para que el botín sea esplendoroso; penoso futuro era la uniformidad de los jóvenes que veían en la ruta trazada por el establishment, el camino a la felicidad, cuando en realidad una dinámica sana de una sociedad, es que cada nueva generación que llega, cuestione a la anterior, marque sus errores e intente nuevos derroteros, lamentable era cuando los jóvenes mexicanos casi todos, querían ser licenciados, doctores o ingenieros y aquellos que no tenían abolengo picar piedra en el monolítico partido y algún día ser premiado por su sometimiento, complicidad y ser agachón, un día decían, el sistema me lo premiará, ese sistema que hoy los condena y ni el innombrable los podrá salvar: ley de vida.
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Constructivos
A la generación actual, le toca un papel tan importante que aún no dilucida la trascendencia existencial que le toca vivir, ser aquella que reorganice las estructuras gubernamentales y las reglas de un juego limpio, no perverso como antaño, donde la política recobre su valor y no sea herramienta de grupos y personajes que la igualaron con el engaño y el hurto, pero sobre todo, mentir a una nación, a un pueblo que le cuesta mucho tener esos hijos mala entraña que intentan ser dueños eternos del país y si lo hubieran hecho bien, tendrían la posibilidad de regresar, pero ante tanta ineficiencia y descubrimiento de corrupción, sus descendientes están también marcados; son nuevamente los jóvenes aquellos despreciados en el 68, quienes otra vez saltan a la calle a patentizar que el futuro no es promisorio sino hay reordenamiento y eficiencia y limpiar la nación de vestigios corruptores.
En el ánimo de millones de mexicanos, está la seguridad que iniciamos un nuevo periodo histórico y en otros miles más ven, el aniquilamiento de su propia educación, ya que fueron instruidos en la no protesta, en el silencio, en las deformaciones familiares, en el no sentir mi propio sentir, en no decidir mi vida como quiera por el qué dirán; fimos una sociedad moralista y conservadora que nos condujo al caos y al miedo, las protestas por la diversidad sexual, política y el desenmascaramiento de grupos que aún existen y merecen ser condenados públicamente para que la Historia no se repita y entre otras cosas nos roben hasta la felicidad; reconstrucción y eficiencia, transparencia y patriotismo, parece tan fácil pero tan enquistado estuvieron en el sistema, que aun respiran.
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