Regreso a clases

Esta semana millones de niños y niñas están regresando a clases, es un inicio de curso muy especial pero detrás de la alegría que da que los niños y niñas regresen a la escuela de forma presencial se esconde una triste realidad: la educación en México está hecha un desastre.  

Que un país invierta en su capital humano es algo muy bueno, parte de esa inversión tiene que ver con dar a sus ciudadanos, sobre todo en etapas tempranas, una buena educación que les permita tener una mejor vida futura. Pero no sólo basta con estudiar más años y ya, la educación tiene que ser de calidad para que esas personas que están obteniendo conocimiento hoy puedan resolver los problemas que se presentarán mañana de la mejor manera posible.  

Si le echamos un ojo a los países con mejor puntaje en la prueba PISA 2018, una prueba que nos sirve para poder comparar la educación entre países, nos daremos cuenta que los primeros lugares son países que o son desarrollados o que han tenido un crecimiento económico importante en los últimos años.  

Pero, qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?, ¿los países pueden dar buena educación porque son ricos o son ricos porque educan bien? El caso de Corea del Sur nos puede dar una respuesta inicial a esto. A mitad de la década de los 60 Corea del Sur tenía un PIB por persona de la mitad del de México, a mediados de los 70, el gobierno sudcoreano realizó cambios importantes en materia educativa, sus políticas educativas estuvieron enfocadas en proveer mano de obra para hacer crecer su sector exportador, una historia similar a la íbamos a tener nosotros años después. Ellos continuaron mejorando y gastando más en educación mientras su economía seguía creciendo y para 1986 Corea del Sur rebasó a México en su PIB por habitante. Desde hace 36 años no les vemos el polvo, hoy Corea del Sur dejó de ser sólo una maquila para el mundo, hoy inventa y crea, y su PIB por habitante es ya de poco más del doble que el de México. 

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Lo que sucede con el caso de la educación en México después de la pandemia es trágico, según varios expertos en el tema, el gobierno no tiene ni siquiera un buen diagnóstico sobre el estado de la educación, por varios estudios que se han realizado se sabe que más de un millón de niños y niñas desertaron de la escuela, en su mayoría personas de escasos recursos, y que los que continuaron no sólo no han acumulado conocimiento nuevo sino que incluso han perdido el adquirido antes.  

Un análisis reciente del Banco Mundial muestra que México fue el país que más tiempo tuvo cerradas sus escuelas, tener cerradas las escuelas tuvo un costo en términos de aprendizaje. El promedio en 19 países estudiados es que las escuelas estuvieron cerradas 15 semanas a causa de la pandemia; en México, las escuelas estuvieron 48 semanas cerradas, 3 veces más que el promedio. Por cada semana que las escuelas se mantuvieron cerradas, el Banco Mundial calcula que se perdieron 1.2 puntos porcentuales de aprendizaje, en el caso de México, calculan que perdió el equivalente a poco más de año y medio escolar.  

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Hoy menos que nunca confíen en la educación que se le va a dar a sus niños y niñas en la escuela. No es culpa de los profesores, es culpa de un sistema que no puede darles ni una buena infraestructura ni buenas herramientas para realizar su trabajo. Hoy más que nunca hay que tomarse un tiempo para estudiar con sus hijos fuera del salón de clases, sobre todo en tres temas muy importantes: lectura, escritura y matemáticas. 

Desgraciadamente no todos podrán hacerlo y esto aumentará la desigualdad futura, los que hoy se puedan dar el lujo de aprender mejor, tendrán un mejor futuro que aquellos que no. Esto hará que muchos niños y niñas, sobre todo de escasos recursos, no vayan a tener mejores oportunidades mañana.